Por Gerardo Laborde
MONTEVIDEO, 27 feb (Xinhua) -- Nacido en una familia trabajadora del barrio montevideano La Teja, Tabaré Ramón Vázquez Rosas pasó a la historia por ser el primer izquierdista en alcanzar dos veces la presidencia de Uruguay.
"El poder para mí es servicio", explicó tiempo atrás este dirigente de 75 años que de niño organizaba los partidos de fútbol en su cuadra y que colaboró en la fundación de un club en su barrio.
"Ejerce el mando fuerte, casi autoritario, a distancia", opinó el politólogo y director de Factum, Oscar Bottinelli, sobre el estilo de conducción del mandatario entrante.
Su liderazgo innato lo llevó a conducir un club deportivo barrial, la Liga Universitaria, la intendencia de Montevideo, el izquierdista Frente Amplio (FA) y la Presidencia de la República.
Recién con 43 años se integró a la actividad política, afiliándose al Partido Socialista (PS) cuando todavía era un sector clandestino en el epílogo del gobierno militar (1973-1985).
"Una de sus grandes virtudes es la formidable capacidad de medir a la gente, de calibrar la capacidad, el estilo y la personalidad de cada uno. Muy rara vez se equivoca. Es un don o natural o adquirido a lo largo de su vida", estimó Bottinelli.
Tabaré nació el 17 de enero de 1940 y fue el cuarto de los cinco hijos del matrimonio de Héctor Vázquez y de Elena Rosas, quien murió tempranamente de cáncer.
Esa desgracia personal marcó el futuro laboral de Vázquez, quien se doctoró en oncología.
También dejó su sello durante su gobierno cuando declaró en 2006 a Uruguay como el quinto país del mundo libre de humo de tabaco como parte de su cruzada antitabaco.
"Van a hacer 45 años que me recibí de médico y siempre entendí que ese poder que me daba el haber abrazado esta profesión y haber recibido el título estaba a disposición de ese enfermo y sus familias", reveló en una entrevista.
"Con el mismo encare llegué a la política y al ejercicio de la intendencia de Montevideo, la presidencia del Frente Amplio y la Presidencia de la República. Tener el poder como herramienta de servicio para el prójimo", comentó.
En La Teja, un bastión de la izquierda, vio de cerca la lucha de los obreros y de su propio padre, quien fue despedido de la refinería del barrio por participar de una huelga cuando él tenía 11 años.
Trabajando en una fábrica de licores y con el apoyo de su esposa, María Auxiliadora Delgado, con la que contrajo matrimonio en 1964, pudo terminar la carrera de medicina y su especialidad en 1972.
Para Bottinelli, Vázquez es un hombre que "sale de un hogar muy humilde, que sube en la vida mucho, en el prestigio, en lo social, en lo profesional, en lo económico, a base inicial de estudio y trabajo, de mucho esfuerzo".
"Es el clásico hombre que se forja a sí mismo", resumió.
Fruto de ese matrimonio, nacieron, antes que Vázquez se doctorara, sus hijos Alvaro, Javier e Ignacio y fue criado como hijo adoptivo Fabián Barbosa.
Desde 1979 fue presidente de Progreso, el humilde club de fútbol de La Teja con camiseta a bastones amarillos y rojos, al que impulsó a ganar la liga uruguaya por primera y única vez en 1989.
Ese año, siendo un dirigente de escasa visibilidad dentro del FA, fue el candidato a la intendencia de Montevideo -donde vive la mitad de los uruguayos- logrando el primer gobierno departamental para la izquierda.
Pese a las fuertes críticas de la oposición, el oncólogo, que planifica muchas de sus acciones de gobierno en jornadas de pesca, se consolidó como un administrador eficaz.
Luego de la crisis social y económica de 2002, el ascenso de la izquierda fue imparable, lo que le permitió ganar las elecciones de 2004 sin necesidad de balotaje con el 50,4 por ciento.
En el gobierno y con mayorías parlamentarias, Vázquez aplicó un plan de asistencia a la emergencia social, ambiciosas reformas del sistema tributario y la salud, con políticas económicas moderadas y previsibles.
Como logros de su gestión también quedarán el plan de lucha contra el tabaco, que convirtió al país en el quinto en el mundo libre de humo de tabaco en lugares públicos cerrados, y el Plan Ceibal, que entregó una computadora portátil a cada niño.
Con la mejora de todos los indicadores sociales como el desempleo y la mortalidad infantil, Vázquez se despidió del gobierno con inéditos niveles de apoyo superiores al 60 por ciento.
Cinco años después, el FA obtuvo en primera vuelta, el 26 de octubre, casi el 48 por ciento de los votos, y fue electo en un balotaje con el 53,6 por ciento contra el opositor Luis Lacalle Pou (Partido Nacional, PN), que tuvo el 41,1 por ciento.
Antes de la primera vuelta, reconoció que dudó antes de aceptar ir por la reelección.
"Le pregunté a mi hermano cuál era la opinión de él, que para mi valía mucho. Me dijo 'va a pasar lo siguiente: si aceptas la candidatura, te vas a arrepentir más de una vez, si no la aceptas, te vas a arrepentir más de una vez", comentó Vázquez.
"Y tenía razón, porque ahora que acepté, más de una vez me arrepiento, pero también pienso que si no la hubiera aceptado, quizás, más de una vez me hubiera tenido que arrepentir", concluyó.
Otra vez en el gobierno, Vázquez prometió cuidar y profundizar las conquistas sociales y económicas que logró el FA.
En su ambiciosa plataforma electoral, aparece un sistema nacional de cuidados que atenderá las necesidades de discapacitados, adultos mayores y la primera infancia.
Y también llevar el presupuesto de la enseñanza de 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al 6 por ciento.
Asimismo, plantea subsidios para utilizar el stock de vivienda vacía, un plan nacional de infraestructura para recuperar el ferrocarril y las rutas, y un plan de Seguridad Pública, reforzando la preparación y tecnología policial.
Bottinelli cree que Vázquez no es predecible porque "una de sus características destacadas es la permanente búsqueda de sorprender y, consecuentemente, de doblar sin poner el señalero".
Vázquez confía en cumplir su promesa.
"No los vamos a defraudar, pondremos al máximo nuestro esfuerzo" para "cumplir hasta el último punto y coma con el programa", dijo Vázquez sin dudar.