BEIJING, 23 mar (Xinhua) -- La región de Asia y el Pacífico se enfrenta a una serie de retos de seguridad y económicos inéditos que, no obstante, suponen una oportunidad histórica para que Beijing y Canberra refuercen su asociación.
El primer ministro chino, Li Keqiang, efectúa estos días una visita oficial a Australia, en un momento en el que la región económicamente más dinámica en el mundo se ve ensombrecida por las incertidumbres económicas globales, el incremento del proteccionismo y las dudas crecientes sobre la globalización.
En los últimos años, China y Australia han estado unidas por unos lazos económicos fuertes y han recogido una buena cosecha de su floreciente comercio y de sus inversiones en ambos sentidos.
China ha sido el mayor socio comercial de Australia en los últimos ocho años. En 2016, el volumen del comercio bilateral alcanzó los 108.000 millones de dólares estadounidenses, según cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
En diciembre de 2015, entró en vigor un tratado de libre comercio (TLC) entre las dos naciones, gracias al que se ha producido un notable aumento de las exportaciones australianas a China en el sector de la salud y de los productos lácteos, además de en el vinícola.
Entre tanto, China ha tratado de ensanchar el margen de sus inversiones, lo que se ha traducido en mayores oportunidades para las empresas australianas y beneficios para los habitantes del país oceánico.
Según un reciente estudio de la consultora internacional KPMG, la inversión china, que antes solía concentrarse en el sector minero australiano, puede encontrarse ahora en sectores como el desarrollo inmobiliario, las energías renovables, la atención sanitaria y la agricultura, entre otros.
Ante este flujo de inversión china, el gobierno australiano ha establecido el Centro de Infraestructuras Fundamentales para supervisar sus activos más sensibles y ha rechazado varias ofertas de adquisición por parte de compañías chinas por cuestiones de seguridad nacional.
Canberra tiene derecho a investigar el dinero extranjero que pretenda entrar en sus infraestructuras básicas. No obstante, levantar un muro contra la financiación exterior basándose en preocupaciones infundadas sería tanto un error como una pérdida para el país.
Una mejor cooperación económica y comercial entre China y Australia tiene también una importancia que va más allá del alcance bilateral.
Este mes, China envió a sus representantes a la ciudad de Viña del Mar, en la costa chilena, para asistir a una reunión de dos días sobre la integración económica de Asia-Pacífico en la que participaron enviados de 15 países de la cuenca del Pacífico.
Con su asistencia a la conferencia, Beijing pretende dejar claro que está abierto a cualquier pacto comercial multilateral que respete el principio del libre comercio, dé a todos los participantes la misma voz a la hora de fijar las reglas de juego y asegure que los beneficios comerciales pueden ser compartidos por todos los involucrados.
El primer ministro australiano, Malcom Turnbull, es también un firme defensor de un sistema de libre comercio más sólido y de una mayor integración económica en la región.
Durante su estancia en Australia, el premier Li tiene previsto reunirse con Turnbull para buscar nuevas formas de aprovechar al máximo el potencial de los intercambios económicos bilaterales.
Las dos principales economías de la región comparten también un interés vital en asumir el liderazgo para reavivar la marchita confianza mundial en el libre comercio y la globalización económica.
En la actualidad, impulsar las negociaciones sobre la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, por sus siglas en inglés) y el Area de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP) es la senda más clara para lograr ese fin.
China y Australia comparten también un enorme interés en mantener la paz y estabilidad regional, así como en combatir amenazas no convencionales como el cambio climático y el terrorismo.