Voz de China: Persiste mentalidad de guerra fría en arbitraje de Mar Meridional de China

Actualizado 2016-07-06 23:01:10 | Spanish. xinhuanet. com

BEIJING, 6 jul (Xinhua) -- La farsa política, que tiene como actor principal a Filipinas y como gran apoyo a Estados Unidos, de un tribunal de arbitraje sin jurisdicción sobre el asunto del Mar Meridional de China ha hecho sonar una alarma sobre la persistencia de la mentalidad de guerra fría.

Al apoyar a Filipinas en esta acción, Estados Unidos ha dado marcha atrás a su postura histórica de la Segunda Guerra Mundial, engañando al mundo sobre el crecimiento de China en el siglo XXI.

Pocas personas se percatan de que China es el único de los cinco grandes países antifascistas que no ha recuperado completamente su territorio.

Eso no se debe a cobardía del pueblo chino sino a los valores que defiende el país en su diplomacia con las naciones circundantes: siempre buscar vínculos de buena vecindad y amistosos.

En un mundo ya acostumbrado a la ley de la selva y a los juegos de suma cero en las relaciones internacionales, la moderación y amabilidad de China no sólo son difíciles de comprender por algunos países sino que también generan la impresión equivocada de que es pusilánime.

Cuando en 1948 China presentó a la comunidad internacional el mapa del Mar Meridional de China, incluida la línea en forma de "U" tras recuperar su soberanía y jurisdicción sobre las islas Xisha y Nansha en acato a la Declaración de El Cairo de 1946, ninguno de los países en el área del Mar Meridional de China presentó objeciones.

Debe mencionarse que Estados Unidos, durante su régimen en Filipinas, nunca reconoció a las Islas Nansha como territorio filipino.

Cuando Filipinas intentó apropiarse de parte de las Islas Nansha en 1933, el Departamento de Estado estadounidense notificó a Filipinas que Estados Unidos no podría reconocer como su territorio a islas ubicadas a unas 200 millas náuticas de las aguas filipinas, con base en el Tratado Español-Estadounidense de 1898.

Esto quedó demostrado con la evidencia presentada por el jefe del Instituto de China de Estudios Fronterizos y Oceánicos de la Universidad de Wuhan, el profesor de historia Hu Deshen.

En la década de los 70, Filipinas ocupó de nuevo ilegalmente las Islas Nansha de China. Para encubrir su acto de agresión, describió a Taiping Dao como una "roca". La realidad es que cuando el gobierno chino recuperó Taiping Dao tras la Segunda Guerra Mundial, halló seis pozos de agua potable y abundante vegetación.

De acuerdo con archivos japoneses, durante su ocupación de Taiping Dao, Japón explotó fosfatos y más de 600 personas vivían allí.

Es obvio que Filipinas trató de engañar a la comunidad internacional, pero China no recurrió a la fuerza. En cambio, propuso la negociación y posteriormente sugirió "reservar las disputas y llevar a cabo el desarrollo conjunto".

Como un país cuyos habitantes dejaron sus huellas en las islas del Mar Meridional de China hace más de 2.000 años, China ha ejercido la moderación, no por temor, sino por el bien de la región.

Por el contrario, la injerencia estadounidense no tiene el objetivo de defender la justicia como proclama sino de contener a China y poner en riesgo la paz regional. Si Asia entra en agitación, Estados Unidos no tiene nada que perder.

China no es el único país que se rehúsa a acatar el fallo de un tribunal internacional sin ninguna jurisdicción. Estados Unidos está haciendo justamente lo mismo. Al presionar a China para que acate el resultado próximo del arbitraje sólo demostrará su amor por la doble moral.

Sin embargo, cualquiera que sea el resultado, el verdadero desafío es la mentalidad obsoleta de que una potencia naciente seguramente buscará la hegemonía.

Si Estados Unidos no está dispuesto a abandonar su mentalidad ni a apreciar la lógica y cultura de China, farsas similares ocurrirán de nuevo en formas distintas. Entonces, la paz regional y el desarrollo compartido serán un recuerdo lejano en Asia.

 
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Voz de China: Persiste mentalidad de guerra fría en arbitraje de Mar Meridional de China

Spanish.xinhuanet.com 2016-07-06 23:01:10

BEIJING, 6 jul (Xinhua) -- La farsa política, que tiene como actor principal a Filipinas y como gran apoyo a Estados Unidos, de un tribunal de arbitraje sin jurisdicción sobre el asunto del Mar Meridional de China ha hecho sonar una alarma sobre la persistencia de la mentalidad de guerra fría.

Al apoyar a Filipinas en esta acción, Estados Unidos ha dado marcha atrás a su postura histórica de la Segunda Guerra Mundial, engañando al mundo sobre el crecimiento de China en el siglo XXI.

Pocas personas se percatan de que China es el único de los cinco grandes países antifascistas que no ha recuperado completamente su territorio.

Eso no se debe a cobardía del pueblo chino sino a los valores que defiende el país en su diplomacia con las naciones circundantes: siempre buscar vínculos de buena vecindad y amistosos.

En un mundo ya acostumbrado a la ley de la selva y a los juegos de suma cero en las relaciones internacionales, la moderación y amabilidad de China no sólo son difíciles de comprender por algunos países sino que también generan la impresión equivocada de que es pusilánime.

Cuando en 1948 China presentó a la comunidad internacional el mapa del Mar Meridional de China, incluida la línea en forma de "U" tras recuperar su soberanía y jurisdicción sobre las islas Xisha y Nansha en acato a la Declaración de El Cairo de 1946, ninguno de los países en el área del Mar Meridional de China presentó objeciones.

Debe mencionarse que Estados Unidos, durante su régimen en Filipinas, nunca reconoció a las Islas Nansha como territorio filipino.

Cuando Filipinas intentó apropiarse de parte de las Islas Nansha en 1933, el Departamento de Estado estadounidense notificó a Filipinas que Estados Unidos no podría reconocer como su territorio a islas ubicadas a unas 200 millas náuticas de las aguas filipinas, con base en el Tratado Español-Estadounidense de 1898.

Esto quedó demostrado con la evidencia presentada por el jefe del Instituto de China de Estudios Fronterizos y Oceánicos de la Universidad de Wuhan, el profesor de historia Hu Deshen.

En la década de los 70, Filipinas ocupó de nuevo ilegalmente las Islas Nansha de China. Para encubrir su acto de agresión, describió a Taiping Dao como una "roca". La realidad es que cuando el gobierno chino recuperó Taiping Dao tras la Segunda Guerra Mundial, halló seis pozos de agua potable y abundante vegetación.

De acuerdo con archivos japoneses, durante su ocupación de Taiping Dao, Japón explotó fosfatos y más de 600 personas vivían allí.

Es obvio que Filipinas trató de engañar a la comunidad internacional, pero China no recurrió a la fuerza. En cambio, propuso la negociación y posteriormente sugirió "reservar las disputas y llevar a cabo el desarrollo conjunto".

Como un país cuyos habitantes dejaron sus huellas en las islas del Mar Meridional de China hace más de 2.000 años, China ha ejercido la moderación, no por temor, sino por el bien de la región.

Por el contrario, la injerencia estadounidense no tiene el objetivo de defender la justicia como proclama sino de contener a China y poner en riesgo la paz regional. Si Asia entra en agitación, Estados Unidos no tiene nada que perder.

China no es el único país que se rehúsa a acatar el fallo de un tribunal internacional sin ninguna jurisdicción. Estados Unidos está haciendo justamente lo mismo. Al presionar a China para que acate el resultado próximo del arbitraje sólo demostrará su amor por la doble moral.

Sin embargo, cualquiera que sea el resultado, el verdadero desafío es la mentalidad obsoleta de que una potencia naciente seguramente buscará la hegemonía.

Si Estados Unidos no está dispuesto a abandonar su mentalidad ni a apreciar la lógica y cultura de China, farsas similares ocurrirán de nuevo en formas distintas. Entonces, la paz regional y el desarrollo compartido serán un recuerdo lejano en Asia.

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