Por Edgardo Loguercio
BRASILIA, 16 mar (Xinhua) -- La designación del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro jefe de la Casa Civil del gobierno de Dilma Rousseff puede ser la última carta de la mandataria para salvar su gobierno e intentar una recuperación económica, apuntaron analistas políticos brasileños consultados por Xinhua.
Acosada por múltiples denuncias de desvíos contra dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) y otras fuerzas aliadas, y en medio de una severa recesión económica, la presidenta convocó al ex mandatario para asumir el cargo más importante del gabinete ministerial días después de masivas manifestaciones pidiendo su salida anticipada del poder.
Al mismo tiempo, al ser designado ministro, Da Silva gana foro privilegiado, es decir, que toda denuncia en su contra pasará ahora a ser juzgada por el Supremo Tribunal Federal (STF).
De esa manera, el ex presidente sale de la jurisdicción del juez Sergio Moro, responsable en primera instancia de la Operación Lava Jato (Lavadero), que investiga un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Ante el riesgo de que el descontento popular acelerase el proceso de juicio político (impeachment) contra Rousseff, que tramita en la Cámara de Diputados, la apuesta del gobierno es recomponer la base aliada y mejorar la confianza de la población en una retomada del crecimiento económico.
Para la politóloga Maria do Socorro Braga, de la Universidad Federal de Sao Carlos (Ufscar), el ingreso del ex mandatario al gabinete puede mejorar el clima político para el gobierno, que encontraría más eco a sus propuestas en el Congreso.
"Lula es un articulador político, con mucha trayectoria entre la clase política, y Dilma ha consiguió dar (a su gobierno) la misma dinámica. Lula es capaz de calmar al PMDB (del vicepresidente Temer), terminar con esa discordancia de grupos que quieren seguir y salir del gobierno. Va a ser más tranquilo, por lo menos en la base aliada", apuntó.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer, decidió el último fin de semana postergar por 60 días su posible salida del gobierno.
El presidente del Senado, el pemedebista Renan Calheiros, reconoció este miércoles que Da Silva tiene "indiscutiblemente" una buena relación con el Congreso, aunque dijo no saber si estará en condiciones de resolver la crisis del gobierno.
Da Silva deberá además sortear los ataques de la oposición conservadora, que considera ilegítima su designación, afirmando que se trata de una maniobra para escapar a la acción de la Justicia.
Para el politólogo Fabiano Santos, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ), el campo político conservador teme el regreso del ex mandatario al primer nivel del escenario político, lo que los impulsa a buscar apartarlo a toda costa.
"Ellos se sienten inseguros para enfrentar a Lula. En los últimos sondeos electorales, ningún líder apareció beneficiándose de todo ese desgaste institucional y del gobierno de orientación centroizquierdista", recordó.
Las oportunidades de que la influencia de Da Silva pueda revertir el ambiente económico negativo también son un interrogante, aunque dependerá de otros movimientos que puedan ocurrir en el equipo económico.
Fuertes rumores apuntan que una de las condiciones que Da Silva puso para aceptar el cargo habría sido la posibilidad de designar al ex presidente del Banco Central Henrique Meireles al frente de la autoridad monetaria, una figura que tuvo fuertes roces con Rousseff en el pasado.
El historiador Aarao Reis Filho, profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF), recordó que la popularidad del ex mandatario se construyó a partir del período de prosperidad que vivió el país durante su gobierno, mientras que la situación actual presenta grandes desafíos.
Según él, la llegada de Da Silva al gabinete de Rousseff y las manifestaciones de apoyo al gobierno programadas para este viernes 18 pueden dar un poco de oxígeno al gobierno, pero no está claro el rumbo económico que podrá seguir a partir de ahora.
"Dilma estaba en la cuerda floja en diciembre, pero ganó aire con las decisiones del STF (Supremo Tribunal Federal). Ahora, parece entrar en crisis nuevamente, pero las cosas puedan cambiar. Lo importante no es saber si el gobierno de Dilma sobrevive, sino para qué", afirmó.
La asunción del ex mandatario en la Casa Civil deberá ocurrir el martes 22, de acuerdo con el presidente del PT, Rui Falcao.