JARTUM, 12 ene (Xinhua) -- China ha urgido a que las partes beligerantes en Sudán del Sur pongan en marcha lo antes posible negociaciones serias y sustanciales.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, realizó estas declaraciones el lunes, después de los esfuerzos de mediación internacional llevados a cabo en Jartum, iniciados por China y dirigidos por la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, siglas en inglés).

En una conferencia de prensa con su homólogo etíope, Tedros Adhanom, y el mediador en jefe de la IGAD, Seyoum Mesfin, Wang elogió los resultados de los esfuerzos de mediación.

En la reunión, las partes concernientes de Sudán del Sur acordaron el cese inmediato de las hostilidades, acelerar la formación de un gobierno de transición y mejorar la situación humanitaria en las zonas de conflicto para facilitar el reparto de ayuda humanitaria internacional a los ciudadanos de Sudán del Sur.

Las partes beligerantes también reiteraron su apoyo a la participación activa de la IGAD en los esfuerzos de mediación, y expresaron la bienvenida al apoyo del China.

Wang advirtió contra la dilación del proceso de paz en Sudán del Sur, diciendo que la situación se encuentra ahora en un punto clave.

Si las partes concernientes en Sudán del Sur pueden unirse para seguir hacia adelante de manera valiente, se podrá conseguir la paz; si se paran, la paz se desvanecerá; si se echan atrás no habrá ninguna esperanza, detalló Wang.

Pidió a las partes involucradas que tengan en cuenta los intereses fundamentales de la nación, aprovechen la nueva oportunidad que se presenta, y trabajen juntos en el espíritu de entendimiento mutuo y la reconciliación.

Dijo también que China apoya el rol de liderazgo de la IGAD en el proceso.

Tanto el canciller etíope como el mediador en jefe de la IGAD han apreciado los esfuerzos del país asiático.

Sudán del Sur se vio inmersa en la violencia en diciembre de 2013, cuando estallaron enfrentamientos entre las tropas leales al presidente Salva Kiir y los desertores dirigidos por Riek Machar, exvicepresidente del país, cerca de la capital sursudanesa de Juba.

Los enfrentamientos armados se convirtieron pronto en una guerra civil entre el ejército gubernamental y los militares desertores, mientras que la violencia muestra una dimensión étnica donde se enfrentan la tribu Dinka, de parte del presidente, contra el grupo étnico Nuer, de Machar.

Los enfrentamientos han causado la muerte de miles de residentes sursudaneses y forzado a cerca de 1,9 millones de habitantes a abandonar sus hogares en el país más joven del mundo.