Por Edgardo Loguercio
BRASILIA, 25 jun (Xinhua) -- La retomada de las relaciones entre Brasil y Estados Unidos, a partir de la visita a Washington de la presidenta Dilma Rousseff este fin de semana será "larga y difícil", pero lo importante es el reinicio del diálogo y de los contacos al máximo nivel.
En entrevista a Xinhua, de esa forma resumió el politólogo brasileño Marco Troyjo, de la Columbia University (New York), el significado del encuentro que mantendrá la mandataria brasileña con el presidente Barack Obama el próximo martes.
El viaje de Rousseff a Washington representa la reaproximación de los dos gobiernos después de la crisis desatada en 2013 tras las denuncias del ex agente Edward Snowden, quien reveló que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por la sigla en inglés) espiaba a la mandataria brasileña y sus principales colaboradores.
En su momento, Rousseff reaccionó cancelando la visita de Estado que haría a EEUU en octubre de aquel año, en la mayor crisis diplomática entre los dos países en varias décadas.
Troyjo, director del BRICLab -Centro de Estudios sobre los BRICS- de Columbia, consideró que el gobierno brasileño, en vez de aprovechar ese momento para obtener ventajas prefirió distanciarse, lo que atrasó lo que podría ser una ambiciosa agenda de comercio e inversiones.
Recordó que, a lo largo de los años, Brasil ha oscilado entre momentos de mayor o menor interés en Washingon, y estamos en uno de esos períodos de "desilusión" y "no profile" de la política externa brasileña.
Por otra parte, hay una percepción de que el sube y baja reciente de la economía brasileña configura un nuevo "vuelo de gallina", es decir, un relativo estancamiento, lo que ha resultado en relaciones por debajo del potencial.
"Las relaciones gobierno a gobierno con Brasilia están a 'oceános' (de distancia) de las oportunidades. Eso es muy malo. En comercio, inversiones o defensa, hoy no hay iniciativas de monta entre las dos mayores democracias de Occidente", resaltó.
"En el potencial no realizado, pierde más Brasil. Precisamos, en el más alto nivel, afirmar nuestra predisposición a trabajar por un tratado comercial con los Estados Unidos, sea bi o plurilateralmente", apuntó.
Con respecto a las perspectivas económicas, indicó, hay una continuación de inversiones estadounidenses en Brasil por empresas que se establecieron o ampliaron sus operaciones en el momento de la "Brasilmanía", entre 2010 y 2011, con una programación de desembolsos de hasta una década.
Por otro lado, el bajo desempeño de la economía brasileña en los últimos cuatro años y sobre todo en los últimos seis meses funcionó como un freno a nuevos flujos de inversión directa.
"En mi opinión, las inversiones atraídas por nuevas oportunidades gracias al programa de concesiones en logística y otras áreas se darán de una manera mucho menos impactante, y por lo tanto más gradual, de lo que el gobierno supone", apuntó.
Políticas intervencionistas recientes y reglas de contenido local desestimulan a los inversores, y la recuperación de la confianza demandará tiempo e una inflexión de rumbo por parte del gobierno, lo que hace más lenta la recuperación de inversiones.
Sin embargo, consideró, que en los próximos 18 meses habrá también un influjo significativo de capital apuntando a transacciones de M&A (fusiones y adquisiciones).
"Será motivado por la combinación de factores como el tamaño comparado de la economía brasileña (aún el segundo mayor mercado emergente) y el precio relativo más bajo de los activos en Brasil - resultante de la desaceleración económica y desvalorización del real", explicó.
Esos nuevos aportes representarán una transferencia de la titularidad accionaria y por lo tanto de desnacionalización, sobre todo en el sector manufacturero.
Entre las fuerzas que empujan a una reaproximación bilateral están los problemas en el Mercosur, que negocia un acuerdo comercial con la Unión Europea que aún es incierto, y la caída en el precio de los bienes primarios, que impulsa a Brasil a buscar alternativas de mercado.
En el mercado estadounidense, el país sudamericano puede anclar un aumento de las exportaciones de productos de mayor valor agregado.
Para los Estados Unidos, por otra parte, "es imposible subestimar a Brasil, segunda mayor democracia de Occidente y segundo PIB de las Américas".
Entre las razones que refuerzan la importancia del país sudamericano es éxito político de China en Asia, adonde supuestamente migraron los grandes intereses estratégicos de Estados Unidos.
"La adhesión de tantos aliados tradicionales de los EUA al banco de infraestructura liderado por Beijing convida a Washington a mirar nuevamente para América Latina, donde china también estableció una fuerte cabeza de puente. De ahí resurge la importancia de Brasil", señaló.
Los presidentes se encontrarán en un contexto de desafíos políticos domésticos: Rousseff enfrenta la difícil implementación del ajuste fiscal, mientras que Obama tiene que lidiar con una mayoría republicana en el Congreso que no le garantiza apoyo automática en sus iniciativas de política externa.
"La retomada Brasil-Estados Unidos es de construcción larga y difícil, pero lo más importante ahora es apretar el botón 'reiniciar'", resumió Troyjo.