Por Pau Ramírez
RIO DE JANEIRO, 19 jun (Xinhua) -- La selección brasileña escribió una nueva página negra en el retroceso que vive su fútbol con la reciente derrota por la mínima ante Colombia en la fase de grupos de la Copa América de 2015.
Brasil ya no deslumbra con su fútbol, como lo hizo durante décadas, desde hace años.
Los incidentes ocurridos el pasado 17 de junio al término del partido contra Colombia, que tuvieron al astro brasileño Neymar como triste protagonista, se llevaron a cabo el mismo día en el que se cumplían los 53 años de la celebración del segundo título del Mundial conquistado por Brasil con un equipo liderado por Zito y Didi, el cual ganó precisamente en Chile donde se está disputando la actual Copa América.
Brasil ya no se identifica con el fútbol de su selección, algo sagrado y que enamoró a todo el planeta en varias Copas del Mundo. Lo de "Pátria em chuteiras" (patria con botas de fútbol), como definía el dramaturgo brasileño Nelson Rodrigues, un Shakespeare de los trópicos, es ya una idea que carece de sentido.
A la mala imagen que suele dejar el juego de la selección brasileña, junto a trifulcas como la protagonizada por Neymar, se une la escasez de grandes jugadores, un futuro más que gris y una liga local en plena decadencia.
Brasil se ha convertido hace años en una buena selección, pero viviendo más de su pasado que de su presente. Así, el día que la estrella Neymar no anda bien o permanece ausente, los temores aumentan ante la falta de calidad del resto del equipo. La humillante derrota en semifinales del Mundial del año pasado ante Alemania (1-7), es apenas un ejemplo más.
Brasil sufrió para ganar a Perú, gracias a un Neymar estelar, pero Colombia le dio un baile táctico y técnico.
Ahora, Brasil incluso tiene miedo a Venezuela, su próximo adversario y ante el que se jugará el pase a los cuartos de final. El fútbol de la "canarinha" ha vuelto a convivir con el viejo trauma del chucho callejero, del que hablaba también Nelson Rodrigues. La patria de las botas de tacos se ha transformado en patria en humildísimas sandalias franciscanas.
Entrenadores como Scolari o Dunga no contribuyen precisamente a mejorar los ánimos de la sufrida afición brasileña. Su estilo rocoso y defensivo, a veces eficaz pero a menudo aburrido, ha alejado más la selección del pueblo, ávido de reavivar las gloriosas épocas del pasado.
El luto que vive el fútbol brasileño es el mismo que se expresó en vísperas del partido ante los colombianos por la muerte del ex futbolista Zito, el crack del Santos y de la selección de 1962, fallecido el pasado domingo a los 82 años.
Zito sirve de ejemplo para que Brasil, en esta fase de luto, repiense su fútbol. Zito tenía las tres 'b' que hoy en día tanto hacen falta a la 'selecao: bola, brío y, además, era un bienaventurado hombre de buena voluntad.