URUMQI, 11 jul (Xinhua) -- Para la mayoría de la gente, la antigua Ruta de la Seda era la ruta por la que los productos de seda del este de China viajaban en dirección occidente hasta Asia Central y Europa. Para Abudujilil Halil, de la ciudad de Kashgar en la región autónoma uygur de Xinjiang, es la dirección contraria lo que le ajusta.
En 2013, Halil invirtió tres millones de dólares en Uzbekistán, un país sin territorio marítimo de Asia central, y construyó una fábrica de seda para criar gusanos de seda de China. Luego vende la seda en China y coopera con los diseñadores para fabricar ropa.
Sus productos no estaban a la venta en China al inicio, sino que eran exportados a las vecinas Pakistán, Turquía y Emiratos Arabes Unidos en Medio Oriente. Pero al cambiar los gustos, él ahora tiene un mercado en China.
"La mayoría de los uygur dan un gran valor a la etiqueta y al atavío", dijo Isajan, un pequeño propietario en Kashgar que se especializa en la ropa de seda.
"Los vestidos tradicionales son producidos principalmente de manera local o en el este de las provincias de Zhejiang y Jiangsu, con un bordado exquisito; pero los estilos de mayor moda y magnificencia provienen de Dubai", dijo Isajan.
Al haber identificado esta brecha en el mercado, Abudujilil estableció una compañía de logística.
"China lidera la producción de seda. Pero con los cambios estructurales y los crecientes costos de la mano de obra, la producción de la materia prima se está reduciendo y la demanda creciendo", indicó el empresario.
Como uno de los puntos más importantes a lo largo de la Ruta de la Seda y de intercambio que conecta al oriente con occidente, Kashgar ha atraído a comerciantes de todo el mundo durante miles de años.
De acuerdo con Abudujilil, los uygur solían ser intermediarios. "pero con cada vez más vuelos y rutas de tren directas, estos 'intermediarios' algún día serán historia", señaló, lo que sugiere que la inversión industrial podría ser una salida.
"Los empresarios uygur deben cambiar su perspectiva y revalorar el mercado", indicó.
Escondido en un callejón tradicional de Kashgar, el taller de sastrería Mamettursun Wuxur ha estado ahí durante tres décadas. "El negocio va lento. Los clientes tienen más opciones en la actualidad", dijo el sastre, quien agregó que estaba pensando en cerrar el taller para siempre.
Pero Isajan está lleno de confianza respecto al futuro. Su hermano viaja en la actualidad entre la ciudad de Hangzhou, en el este de China, y Dubai para contactar a proveedores. E Isajan, además de administrar su negocio, está preparando una tienda en línea que le consiga más clientes.