BEIJING, 26 may (Xinhua) -- Los continuos intentos de Manila de arrastrar a Estados Unidos y algunos otros países para que tengan una mayor implicación en las disputas del Mar Meridional de China son irresponsables y contraproducentes, y solo lograrán empeorar la ya compleja situación.
El ministro filipino de Defensa, Voltaire Gazmin, anunció el lunes que su país busca un "compromiso más firme" de Washington para resolver el problema definido por él como la perturbación de la libertad de navegación y vuelo en el Mar Meridional de China a consecuencia de las construcciones chinas en esa zona marítima.
Además, Gazmin acompañará al presidente filipino, Benigno Aquino III, en una visita la semana próxima de tres días a Japón con el objetivo de debatir sobre la transferencia de equipamiento militar japonés a Filipinas para fortalecer la seguridad marítima.
De hecho, no es la primera vez que Manila divulga rumores para encubrir la realidad de que ha sido un auténtico alborotador en el Mar Meridional de China.
Jugando a la "amenaza china" y emprendiendo constantes acciones provocadoras, Manila siempre ha ignorado los intereses comunes de las naciones de la región.
También este mes, el ejército filipino invitó a periodistas extranjeros a visitar la Isla de Zhongye, parte de las Islas Nansha de China, a bordo de un avión militar.
Asimismo, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas filipinas, Gregorio Pio Catapang, expresó que su país da la bienvenida a cualquier posible acción estadounidense para garantizar la libertad de navegación alrededor de las islas artificiales construidas por Beijing en el Mar Meridional de China.
Las recientes súplicas de Manila para obtener el apoyo de Washington en el tema del Mar Meridional de China se pueden describir de manera precisa a través de una fábula china: el zorro busca autoridad en el bosque acompañado del tigre.
Manila debe entender que llorar como un bebé y mendigar el apoyo de Estados Unidos y otros países nunca ayudará a resolver el asunto, que únicamente debe y puede ser tratado entre las partes involucradas directamente.
Además, sería muy difícil de aceptar como coincidencia el hecho de que Manila se muestre provocador en el asunto del Mar Meridional de China cada vez que funcionarios estadounidenses intentan sembrar la semilla de la discordia y envalentonar a sus aliados asiáticos como Filipinas dentro de una estrategia más amplia de Washington para contener a China.
Al comentar sobre la legítima construcción de isla por parte de China en el referido mar, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, aseguró la semana pasada a los jóvenes cadetes de la Academia de la Armada estadounidense durante una ceremonia de graduación que China es el factor desestabilizador en el Mar Meridional de China y EEUU debe mantener la paz en la región "como ha hecho durante los últimos 60 años".
Coincidiendo con el discurso de Biden y la indicación del Pentágono de que el ejército estadounidense supervisaría la construcción de isla por parte de China en la región, un avión estadounidense P-8A antisubmarino y de inspección marítima sobrevoló las aguas frente a las Islas Nansha de China.
Claramente, EEUU quiso exagerar las actividades de construcción chinas y retratar al país asiático como una amenaza para la estabilidad regional en una acción peligrosa e irresponsable que podría conducir a cálculos erróneos e incidentes desafortunados.
Al no ser una parte involucrada directamente en el tema del Mar Meridional de China, EEUU debe cumplir su compromiso de no tomar partido. Si Washington se permite involucrarse aún más en las disputas, solo enturbiará el agua y beneficiará a unos pocos países en la región.
Para Manila es recomendable ser discreto en sus declaraciones y acciones y dejar de jugar con fuego, con el fin de crear un ambiente favorable para las consultas en lugar de causar problemas en el Mar Meridional de China.