COMENTARIO: Obama tiene responsabilidad de impedir que Abe encubra historia

Actualizado 2015-04-29 08:13:39 | Spanish. xinhuanet. com

BEIJING, 28 abr (Xinhua) -- Como la visita a Estados Unidos del primer ministro japonés, Shinzo Abe, está siendo observada de cerca por los vecinos de Japón, el anfitrión, el presidente Barack Obama, está obligado a evitar que su invitado haga comentarios lamentables o deshonestos sobre la historia, lo que podría afectar la tan difícilmente lograda tendencia de mejoría de las relaciones en la región.

Un día antes de la cumbre Obama-Abe en Washington, Estados Unidos y Japón señalaron que han fortalecido su alianza al dar a conocer una actualización largamente planeada de sus directrices de cooperación en defensa, que otorgan a las Fuerzas de Autodefensa de Japón un papel más ambicioso y firme en la esfera internacional.

Para Abe, la modificación, pequeña pero decisiva, es un paso crucial para su plan general de reinterpretar la Constitución pacifista de Japón y podría darle valor para ser más firme y menos moderado respecto a los temas de la historia de agresión de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

Así que la cumbre Obama-Abe programada para esta tarde ofrece una oportunidad adecuada para que el presidente estadounidense recuerde a su colega japonés, quien podría dejarse llevar por el gran avance durante mucho tiempo anhelado, que mantenga la calma y no haga declaraciones descabelladas cuando hable en una sesión conjunta del Congreso estadounidense el miércoles.

Se cree ampliamente que el discurso, el primero de su tipo para un primer ministro japonés, será un ensayo para el "discurso por el 70° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial" que pronunciará Abe en agosto. En éste se cree que el primer ministro revisionista de la historia no repetirá por completo las palabras de la Declaración de Murayama, incluida la referencia de "régimen colonialista" de Japón en Asia.

La firme postura doble de Abe ha decepcionado al mundo y provocado críticas tanto nacional como internacionalmente. Si logra evitar con éxito una disculpa por las atrocidades de Japón durante la Segunda Guerra Mundial al omitir frases como "régimen colonialista" en el patio del señor Obama, el resto del mundo podría fácilmente llegar a la conclusión de que las malas acciones de Abe son respaldadas, o al menos consentidas por Washington.

En otras palabras, el señor Obama debe estar consciente del peligro de ser secuestrado políticamente por un primer ministro más firme alentado por Estados Unidos mismo, y debe hacer su mejor esfuerzo para enseñar a su invitado imprudente cómo ser honesto con la historia.

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