MATANZAS, marzo 22, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 6 de marzo de 2018 de una persona observando uno de los puentes de la ciudad de Matanzas, capital de la provincia de Matanzas, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Por Raúl Menchaca
MATANZAS, Cuba, 22 mar (Xinhua) -- Para los poco más de 150.000 habitantes de la ciudad cubana de Matanzas, los puentes forman parte del paisaje cotidiano, porque esa urbe del occidente de la isla tiene casi una treintena de pasos por encima de los tres ríos que la cortan.
Autos y personas pasan apurados sobre esas vías, muchas veces sin reparar en la belleza de varios puentes centenarios, que permiten unir a los barrios de la ciudad por encima de las aguas, y que al mismo tiempo constituyen un testimonio de la historia de la localidad.
"La ciudad tiene tres ríos de notable caudal y eso justifica la cantidad de puentes que tenemos", comentó a Xinhua el historiador de Matanzas, Ercilio Vento, quien enumeró el San Juan, el Canímar y el Yumurí.
Vento recordó que hubo un cuarto río que atravesó la ciudad de suroeste a noreste, en sentido oblicuo, con lo que cortaba 14 cuadras, pero que desapareció en 1825.
Los puentes de Matanzas, además de su valor de uso como vías de enlace, son hitos y puntos de referencias, porque son obras singulares desde el punto de vista arquitectónico y de ingeniería.
"La necesidad de los puentes era obvia, sobre todo cuando se establecen las relaciones entre el Castillo de San Severino y la propia ciudad, que se pensó el servicio de esa fortaleza", apuntó Vento.
El más conocido y antiguo de los actuales puentes de la ciudad es el de La Concordia, devenido símbolo de Matanzas y construido en 1878 muy cerca de la desembocadura del Yumurí, inspirado en el puente de Triana, de la ciudad española de Sevilla.
Ese es el primer puente de hierro de Cuba y fue inaugurado por el entonces Capitán General de la isla, el político y militar español Arsenio Martínez Campos, en un momento en que el país vivía en aparente concordia tras el pacto de paz que significó la detención de la guerra de independencia.
El segundo lugar en antigüedad lo ocupa el Calixto García, popularmente conocido como "el de hierro" o "el de Tirry", que fue concluido en 1897 tras un difícil montaje.
Con una estructura metálica elaborada en Bélgica, es una vía recta con 6,3 metros de ancho y un peso de 504 toneladas.
En 1904, se construyó el Puente Giratorio, una mole de hierro que permite el paso de los trenes y cuya estructura fue traída desde Nueva York para colocarla sobre el Río San Juan.
La instalación, no obstante, tuvo serios problemas con la cimentación de la base de hormigón, colocada en 1981 para sustituir la original de madera.
Unico de su tipo en Cuba, era capaz de girar 180 grados en 1 minuto 40 segundos para no limitar el trasiego de mercancías por el río y se le conoció también como "puente negro", por el color oscuro del metal.
Un motor eléctrico permitía el giro, al menos una vez a la semana, aunque no fuera necesario, algo que se cumplió de manera ininterrumpida hasta la década de 1960.
En 1993, en ocasión del tricentenario de la ciudad, el "puente negro" fue pintado de aluminio, y en el 2004 se terminó su última reparación, cuando se eliminaron los elementos que permitían el giro.
Quizás el más útil y concurrido de los puentes de la ciudad sea el Sánchez Figueras, el primero de hormigón armado de Cuba, conocido también como "el de San Luis" o "el de La Plaza", que tiene 102 años y permite la circulación entre dos populosos barrios de la ciudad.
Todos esos viaductos forman parte de la identidad de una urbe declarada villa en 1693, además que por su desarrollo cultural llegó a ser conocida como "La Atenas de Cuba", marcada por la existencia de esas obras arquitectónicas.
La cercanía del afamado balneario de Varadero, a unos 20 kilómetros al oriente, ponen en segundo plano la relevancia de la localidad.
Su singularidad, sin embargo, no se repite en la isla, y tal vez en pocos lugares del mundo, y hace única a Matanzas como la ciudad cubana de los puentes.
