BEIJING, 19 ene (Xinhua) -- "Si todo lo que tienes es un martillo, todo parece un clavo", dice un proverbio estadounidense. El proteccionismo es un vívido ejemplo de esto: con una mentalidad proteccionista, todo el que esté fuera del país parece un enemigo.
Los ardides proteccionistas que utiliza Estados Unidos contra China se vuelven cada vez más disparatados. La insensatez sigue presentándose, desde la reactivación de los remedios comerciales prácticamente desaparecidos que no habían sido considerados, y mucho menos usados, en años, para poner obstáculos a la inversión china, hasta incluir a empresas chinas en la lista de notorias falsificadoras.
Prácticamente con nulo crecimiento, en lugar de reflexionar sobre su propia estructura económica anquilosada, Estados Unidos ha optado por construir un muro frente al comercio, clavando las relaciones comerciales y económicas China-Estados Unidos con su martillo de juguete. Eso definitivamente es imprudente, pero no sorpresivo.
Aunque la globalización y el libre comercio son la última moda, Estados Unidos recurre constantemente a investigaciones de remedio comercial y sataniza a la inversión china. Tarde o temprano, el martillo del proteccionismo golpeará a Estados Unidos.
Ya sea que se trate de la inversión o de la cooperación, la mejor opción es seguir las reglas del mercado. Sin embargo, Estados Unidos siempre se está quejando sobre su seguridad nacional mientras impone sus gastadas ideas de justicia, libertad y democracia al resto del mundo. La mayor de las ironías es que el campeón de la libre competencia ahora lleve tal deshonra a su llamada democracia, que alguna vez fue considerada "liberal".
El proteccionismo no resuelve nada. Incluso puede colocar a Estados Unidos mismo en un dilema. Por ejemplo, cuando la administración Hoover elevó los impuestos a las importaciones de materias primas a través de la Ley de Aranceles Smoot-Hawley en 1930 provocó un agudo descenso en sus exportaciones y en consecuencia condujo a la Gran Depresión.
Estados Unidos tiene grandes ventajas en las industrias de servicios, por lo que los clavos que pone al comercio con China eventualmente conducirán a dedos rotos, entonces, ¿por qué no tirar el martillo?.