BEIJING, 21 feb (Xinhua) -- El crecimiento acelerado de los precios industriales y de consumo indica que la economía china está empezando a experimentar cierta presión inflacionaria, pese al buen inicio de 2017.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 2,5 por ciento interanual en enero, un poco por encima de las expectativas del mercado, que eran del 2,4 por ciento, y el nivel más alto en los últimos dos años y medio.
La inflación industrial creció más rápido, al mismo tiempo, pues el Índice de Precios al Productor (IPP), que mide los costes de las mercancías a la salida de fábrica, se situó en el 6,9 por ciento, el récord de los últimos cinco años.
Desde las especias hasta los alquileres, los precios ascendieron en casi todas las categorías de artículos de consumo y de servicios, lo que ha avivado el temor de que China experimente incrementos de los precios tras varios años de control efectivo de la inflación.
"La creciente presión inflacionaria se ha convertido en un problema que no cabe ignorar y que según algunos analistas puede llevar a un estancamiento", señaló el subdirector del Comité de Asuntos Financieros y Económicos de la Asamblea Popular Nacional, Yin Zhongqing.
Tales presiones, causadas por el exceso de liquidez, fueron compensadas durante años por los bajos precios industriales, pero el inesperado fuerte repunte del IPP desde finales de 2016 ha cambiado la situación, indicó Yin.
El Banco Popular de China, el central del país, publicó el viernes un informe sobre su política monetaria del cuarto trimestre del año pasado que pide prestar atención al aumento de las previsiones de inflación ante la incertidumbre existente.
"Debemos seguir pendientes", indicó Huang Yiping, asesor del banco central y profesor de la Universidad de Peking, que agregó que "el IPC influirá en las políticas macroeconómicas tanto si aumenta rápidamente como si no".
El aumento de los precios estuvo bien controlado en 2016. El IPC subió sólo un dos por ciento interanual, muy por debajo del límite oficial del tres por ciento. La suave inflación de los precios al consumidor, junto a la caída anual del IPP, llevó a China a aplicar el año pasado una política monetaria prudente con cierta tendencia a la flexibilidad.
Estos cambios en los precios son una de las causas de que las autoridades se estén desmarcando levemente de su postura previa.
En la conferencia anual de trabajo económico central celebrada en diciembre, el liderazgo central decidió que la política monetaria de China debe mantenerse "prudente y neutral" en 2017 para mantener niveles adecuados de liquidez y evitar grandes inyecciones.
"Un estado neutral ni aprieta ni afloja", explicó la semana pasada en un foro económico el vicegobernador del banco central, Yi Gang.
Por lo de pronto, el banco central ha elevado las tipos de interés para los préstamos interbancarios a corto y largo plazo, que son un barómetro del clima crediticio general, medida que la mayoría ha interpretado como un cambio de política.
El banco de inversión CICC, con sede en Beijing, espera que el banco central continúe abandone gradualmente la flexibilización monetaria para controlar los precios de los activos y la inflación.
Pese a los riesgos en el horizonte, los analistas no se mostraron preocupados por los precios de este año y han pronosticado que el crecimiento del IPC se contendrá en febrero y el del IPP alcanzará su punto de inflexión en el primer trimestre.
La inflación general del año subirá y el IPC se situará en el 2,6 por ciento, dentro de los objetivos del gobierno, tranquilizó Li Xunlei, economista jefe de Zhongtai Securities, que agregó que un nivel moderado de inflación contribuirá a aumentar el consumo.
Por otra parte, el que la economía se estabilice dará más margen a los gobernantes para controlar los precios, indicó Yin.
Las exportaciones e importaciones registraron fuertes repuntes en enero, mientras que el Índice de Gerentes de Compras del sector manufacturero registró un valor de expansión por sexto mes consecutivo.
El gobierno central anunciará su objetivo del IPC para 2017, del que se espera que se mantenga en torno al tres por ciento, en su informe de trabajo de las sesiones parlamentarias de marzo.
Los datos de inflación y desempleo, junto con el PIB, son indicadores importantes para que las autoridades chinas examinen la situación económica del país.
La economía china creció un 6,7 por ciento interanual en 2016, el ritmo más bajo de las últimas tres décadas, pero dentro del rango previsto por el gobierno.