BEIJING, 9 jul (Xinhua) -- El proceso de arbitraje iniciado unilateralmente por Filipinas y sin el consentimiento chino es una farsa política.
La razón es simple: Estados Unidos ha utilizado a la administración del expresidente filipino Benigno S. Aquino para elevar la tensión en la región.
Washington está usando a Manila como herramienta aplicando una mentalidad desfasada de Guerra Fría dirigida a contener a China para seguir manteniendo su dominio en la región.
Como país externo y no involucrado en las disputas marítimas y territoriales en el Mar Meridional de China, esa mentalidd de la superpotencia encaja perfectamente con su estrategia y maniobras militares para "Reequilibrar Asia".
En primer lugar, está diciendo que lo negro es blanco e inventándose algo de la nada. Estados Unidos etiqueta las actividades de construcción legales que está realizando China en un territorio bajo su soberanía como amenaza para la región, e incluso el mundo entero.
Lo hace utilizando a la prensa para retratar a China como una amenaza para "la libertad de navegación" a fin de desprestigiar al país asiático, que nunca ha amenazado esa libertad y que depende del tránsito seguro de mercancías en el Mar Meridional de China para su propio desarrollo.
En segundo lugar, Washington está pidiendo a Beijing que cumpla con la Convención de la ONU sobre Derecho en el Mar, cuando él mismo rechaza firmar esa convención.
En tercer lugar, Estados Unidos obtiene beneficios directos de enturbiar las aguas en el Mar Meridional de China. Desde que la admistración de Obama propusiese su estrategia de "Reequilibrar Asia" en 2009, la situación en ese mar se ha tensado de forma innecesaria. Esa tensión está siendo utilizada para formar alianzas contra China con países de la región.
El Ejército estadounidense continúa enviando buques de guerra a aguas contiguas a la Islas Nansha de China mientras bombarderos B-52 vuelan en el espacio aéreo chino con la excusa de proteger la libertad de navegación. Entre tanto, los líderes de defensa y militares de EEUU continúan pronunciando discursos agresivos.
Washington ha aplicado también la mentalidad de Guerra Fría más allá del Mar Meridional de China y la región de Asia y el Pacífico.
En Europa, la OTAN, dirigida por EEUU, está buscando expandirse hacia el este para oprimir a Rusia. Sus acciones han alterado las estructuras geopolíticas establecidas y han desencadenado la crisis en Ucrania.
En esencia, Estados Unidos pretende quedarse como única superpotencia del mundo imponiendo esa mentalidad de Guerra Fría, incluso al precio de sacrificar la seguridad nacional de otros países, lo que explica por qué Washington está detrás del caos y la violencia en unas cuantas naciones.
Sin embargo, en una época de globalización y elevada interdependencia, ningún país, por muy superpotencia que sea, puede conseguir seguridad por sí mismo, sobre todo elevando intencionadamente la tensión y aferrándose a una mentalidad de confrontación. Washington debería reflexionar sobre su forma de actuar y evitar que los árboles no le dejen ver el bosque.