BEIJING, 4 jul (Xinhua) -- La clave para fomentar la cooperación entre China y América Latina reside en la oportunidad presentada por la evolución de sus economías, según un análisis.
A medida que se amplía el comercio bilateral, la reforma por el lado de la oferta que está en marcha en China ha comenzado a afectar a Latinoamérica, dado que las exportaciones de materias primas de América Latina a China ocupan más del 70 por ciento del volumen total y los productos industriales solo un seis por ciento, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
China está promoviendo una reestructuración de sus industrias que implica que el foco de la economía se traslade del sector secundario al terciario, un proceso en el cual el motor del crecimiento es cada vez más el consumo, en vez de la inversión.
Los analistas puntualizan que la reforma china presenta nuevas oportunidades para los bienes de consumo de América Latina, al contrario que la debilitada demanda de materias primas.
China se ha convertido asimismo en un país exportador de capital. Hasta 2015, los inversores chinos habían realizado una inversión total de 735.080 millones de yuanes.
La crisis financiera de 2008 produjo una fuga del capital extranjero de América Latina, pero los préstamos desde China siguieron en alza hasta alcanzar un monto de 94.000 millones de dólares desde 2010 hasta la actualidad, de acuerdo con las estadísticas de la OCDE.
Por otro lado, los expertos aconsejan que China aproveche los nuevos cambios surgidos en el desarrollo periódico de la economía latinoamericana, que continúa en búsqueda de inversiones en infraestructuras, especialmente en los sectores de la energía y el transporte.
China cuenta con fortalezas en la construcción y gestión de infraestructuras que puede exportar hacia la otra orilla del Pacífico.
Además, América Latina demanda cada vez mayores inversiones en infraestructuras de telecomunicaciones, internet y tecnología de la información, mediante las que la región busca normalizar la vasta escala de su economía y aumentar su competitividad en el ámbito internacional.
Empresas chinas como Huawei y ZTE han venido dirigiendo sus negocios hasta el núcleo de los mercados latinoamericanos. En más de catorce países, Huawei ha logrado aportar las más importantes instalaciones de telecomunicaciones.
En cuanto a los teléfonos móviles, el porcentaje de uso de la telefonía inteligente en América Latina se mantiene por debajo del promedio mundial, lo que para los fabricantes chinos se debe considerar una oportunidad de inversión.
El modelo de comercio electrónico de las empresas chinas, si se traslada a América Latina, también puede resultar un éxito, indican los expertos.
En tercer lugar, la industria latinoamericana aún se encuentra en una etapa de crecimiento, lo que crea una complementariedad que se podrá conectar con la transferencia de capacidad productiva de China.
Hay perspectivas prometedoras para ambos lados en los terrenos de la energía limpia, los nuevos materiales de construcción, la petroquímica, el automovilismo, la siderurgia, la agricultura, la logística portuaria o la tecnología de información, entre otros, que se pueden sustanciar con la creación de zonas de cooperación comercial y de libre comercio, parques de procesamiento para la exportación o parques industriales.
Los expertos recomiendan que la inversión china tienda puentes con los mercados latinoamericanos mediante la cooperación con empresas europeas que hayan establecido mecanismos maduros de inversión y gestión en América Latina.