RIO NEGRO, junio 8, 2016 (Xinhua) -- Imagen del 2 de junio de 2016, de Vicente Campenni, subgerente general de la empresa Investigación Aplicada (INVAP), posando en la sede de la empresa en San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina. Argentina cultiva el gen de la innovación tecnológica contra la 'maldición de los recursos' (resource curse, en inglés), a partir de proyectos como los de la empresa Investigación Aplicada (INVAP), en áreas de tecnología industrial, nuclear y de energías alternativas. INVAP ha diseñado y fabricado varios reactores de investigación y producción de radioisótopos en distintos lugares del mundo, satélites de baja órbita para observación terrestre, diversas plantas industriales, sistemas de radar y centros de terapia radiante, entre otros desarrollos. (Xinhua/Martín Zabala)
Por Juan Manuel Nievas
BARILOCHE, Argentina, 8 jun (Xinhua) -- Argentina cultiva el gen de la innovación tecnológica contra la 'maldición de los recursos' (resource curse, en inglés), a partir de proyectos como los de la empresa Investigación Aplicada (INVAP), en áreas de tecnología industrial, nuclear y de energías alternativas.
Xinhua recorrió las instalaciones de la empresa ubicada en la ciudad de San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro, conocida en el mundo por sus atractivos turísticos de lagos y montañas.
INVAP ha diseñado y fabricado varios reactores de investigación y producción de radioisótopos en distintos lugares del mundo, satélites de baja órbita para observación terrestre, diversas plantas industriales, sistemas de radar y centros de terapia radiante, entre otros desarrollos.
El subgerente general de la empresa, sociedad del Estado, Vicente Campenni, presumió que han ganado proyectos en Argelia, Egipto y Australia a "monstruos de la ingeniería y la tecnología nuclear como Rusia, Estados Unidos y Canadá, entre otros".
Campenni habló de la filosofía de la empresa, que busca incorporar valor agregado a las exportaciones y sumar cada vez más componentes locales a la industria, para reducir las importaciones.
"Es generación genuina de fuentes de trabajo. Primero satisfacer necesidades locales y luego agregar valor para exportar. Así se ingresan divisas", señaló.
El subgerente contó que en los 40 años de la empresa "todos los gobiernos en ese lapso nos apoyaron, de una u otra manera", más allá de "los distintos vaivenes políticos del país".
Campenni detalló la "diversificación" de la firma, la cual comenzó "a principios de los años noventa, en la parte satelital, cuando se creó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y apareció un acuerdo con Estados Unidos para el desarrollo conjunto".
El experto, físico egresado de la Universidad Nacional de Córdoba, agregó que Argentina desarrollaba allí la plataforma satelital junto con la agencia espacial estadounidense (NASA).
"Esos conocimientos se trasladaron luego al área espacial, con satélites de observación de la tierra", o a "radares para control de tráfico aéreo comercial, meteorología y seguridad de fronteras", añadió.
Con este tipo de avances, Argentina busca dejar a un lado la llamada maldición de los recursos (Resource curse), que a lo largo de los años le granjearon un don mundial en materia agroexportadora, aunque de productos sin el valor agregado deseable.
INVAP siempre tuvo "áreas de soporte a las áreas de gobierno e industria, que han generado proyectos propios, como plantas para Argentina y México, o desarrollos para el sector petrolero", a lo que se suman ahora "proyectos de energía eólica".
Campenni agregó que para ello llevan desde "hace dos décadas estadísticas de los vientos y el incentivo es muy importante para implementar parques eólicos".
"La idea es que en las provisiones de importación haya una línea de desarrollo de componentes nacionales, para que en el futuro su presencia sea cada vez mayor", destacó.
Más de la mitad de los 1.400 trabajadores de la empresa "tiene menos de cinco años de antigüedad, gente muy joven, el 95 por ciento recibido de nuestras facultades, y son ellos los que llevan adelante los proyectos, lo que habla muy bien de la capacidad académica en Argentina", dijo.
A modo de ejemplo de la intención de sustituir importaciones con producción local, Campenni contó una anécdota, no en términos de negocios, pero que hace al concepto.
"Vivimos aquí entre montañas y nieve, es común el deporte de montaña y entre nuestros técnicos hicimos un concurso para aportar a la sociedad, diseñando camillas de rescate para el terreno específico local, que combina hielo, nieve y terreno montañoso", ejemplificó.
"Así, pudimos diseñar una camilla de rescate específica para nuestras condiciones de país", sostuvo el entrevistado, para quien "se debe saber elegir qué tecnología se adapta a las necesidades del país".
Campenni agregó que "la autonomía tecnológica no significa independencia de la importación, sino saber cuáles se adaptan mejor a nuestro país. Si no, terminamos adquiriendo cosas diseñadas en otro contexto que no son necesariamente aplicables al país".
El subgerente se refirió a las políticas de apoyo del Estado a la ciencia: "Por el tipo de trabajo que hacemos, siempre lo hemos recibido, y se debe a que pensamos nuestra tarea como un aporte a una política de Estado, que trasciende gobiernos".
"Cada gobierno tiene su enfoque, su objetivo, en función de su línea política, pero al ser el desarrollo tecnológico una herramienta para el desarrollo del país, tenemos la flexibilidad de aportar al gobierno de turno de la mejor manera posible", añadió.
"No es lo mismo la década de los noventa, donde el apoyo venía para decir 'si se consiguen clientes afuera te apoyo', que en la década posterior al año 2000, donde estaba ese apoyo pero también el de privilegiar la compra nacional de algo que se podía comprar afuera", comparó.
Para Campenni, "en los últimos años ha habido una mayor exposición de todo lo que es científico y tecnológico en Argentina, en todas sus escalas, en lo académico y en la investigación".
"El Ministerio de Ciencia ha tomado una relevancia importante en el día a día de la sociedad. Esta visibilidad genera también un punto de anclaje a las políticas de ciencia y técnica. La señal más clara es que el mismo ministro del sector del gobierno anterior sigue hoy (con una nueva administración)", ponderó.
"La expectativa de desarrollo del sector es muy positiva", dijo el científico, para quien la fuga de cerebros puede darse en proyectos individuales del sector científico-académico, pero en el caso de INVAP, los proyectos son colectivos, de 300 a 400 personas, y de varios años de duración.
"Todos somos susceptibles de los cazadores de talentos, de consultores de empresas internacionales, siempre el riesgo de la movilidad existe, pero mientras tengamos proyectos tecnológicos desafiantes, no lo pondría como un riesgo importante", expresó.