Como país en desarrollo, China ha emprendido acciones audaces para reducir las emisiones de carbono, además de que ha fijado objetivos climáticos ambiciosos.
En su discurso, Xi reiteró la promesa hecha en junio por China sobre recortar para 2030 sus emisiones de carbono por unidad de producto interno bruto (PIB) a entre 60 y 65 por ciento en relación con los niveles de 2005, incrementar sus fuentes de combustible no fósil en el consumo primario de energía a cerca de 20 por ciento y alcanzar el máximo nivel de sus emisiones de carbono para la misma fecha.
Estas promesas representan un gran paso en relación con los anteriores objetivos de control de emisiones de la segunda mayor economía del mundo.
"Esto requiere esfuerzos vigorosos, pero tenemos la confianza y la determinación para cumplir nuestros compromisos", dijo Xi.