Todas las ventanas de muchos edificios de departamentos quedaron hechas pedazos. En el interior, gran parte de los objetos fueron destruidos y se pueden observar manchas de sangre en los pisos.
Un centro de emergencia para la distribución de ayuda y donación de sangre fue establecido dentro de un acuario público. Muchos residentes han decidido pasar la noche en tiendas de campaña y las escuelas cercanas están abiertas para recibir a los desplazados.
"Mi hijo sigue en cirugía. Grité su nombre mientras trataba de escapar, pero él no me respondió", dijo Zhang Shiyi, un trabajador migrante que vive a 200 metros del almacén. "Tengo suerte de estar vivo", expresó.