BEIJING, 12 ago (Xinhua) -- Al mismo tiempo que la anunciada revisión por China del sistema de paridad central del renminbi (RMB) o yuan, ha merecido el aplauso del Fondo Monetario Internacional (FMI), algunos legisladores estadounidenses han comenzado a quejarse, como era de esperar, de la reforma cambiaria de la moneda china.
Sus acusaciones de que China está manipulando su moneda para obtener ventajas comerciales no se sostienen y su preocupación de que el país asiático "está librando una guerra de divisas" es exagerada.
El martes, el Banco Popular de China (BPCh, central) anunció que las cotizaciones de paridad central diarias presentadas al Sistema de Transacción de Divisas de China antes de la apertura de los mercados deben basarse en la tasa de cierre del tipo de cambio interbancario del día anterior, en la oferta y la demanda del mercado, así como en las oscilaciones en los precios de las principales monedas.
La decisión, en primer lugar, se tomó en un entorno en el que el tipo de cambio del RMB se había desviado del real del mercado "en gran medida y durante un largo periodo de tiempo", lo que "socavó la autoridad y el estatus de referencia" del sistema de paridad.
El banco central chino pretende reflejar mejor el desarrollo del mercado en el tipo cambiario entre el yuan y el dólar estadounidense, y la devaluación del primero ha sido resultado de reformas enfocadas hacia una tasa más orientada al mercado.
La fuerte caída del valor del yuan tras el anuncio es un ajuste aislado que ha servido para salvar las diferencias previamente acumuladas entre la tasa de paridad central y la del mercado.
Además, la reforma no equivale simplemente a una devaluación de la moneda ni significa tampoco una tendencia de depreciación del RMB.