ENTREVISTA: La protección del patrimonio cultural ante el embate de los terremotos

Actualizado 2015-04-30 10:24:14 | Spanish. xinhuanet. com

SANTIAGO, 29 abr (Xinhua) -- El colapso de al menos siete monumentos Patrimonio de la Humanidad tras el terremoto del sábado en Nepal plantea nuevamente interrogantes sobre la protección de los bienes culturales en países como Chile, con uno de los registros de mayor sismicidad de la tierra.

"Chile se plantea las mismas interrogantes que Nepal, hay muchas preguntas por responder, siempre es un nuevo aprendizaje, falta investigación", explicó a Xinhua la presidenta de Patrimonio del Colegio de Arquitectos de Chile, María Paz Cárdenas.

Para esta arquitecta, este nuevo evento ilustra sobre la carencia de investigación y el desafío que plantea.

"Pero existen avances. En nuestro caso, por ejemplo, se han desarrollado normativas y diseñado iniciativas que han permitido anticipar y prevenir y, en último término, evitar el colapso y destrucción de inmuebles patrimonio", argumentó.

Chile, localizado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, presenta uno de los mayores niveles de sismicidad de la tierra, por lo cual su patrimonio ha sido confrontado al serio desafío de la superviviencia.

Una característica que destaca en el país sudamericano es su rigurosa normativa para la construcción, lo que permite que a pesar de enfrentar sismos de gran magnitud, su tasa de víctimas sea relativamente baja en relación con eventos de similares características o incluso de magnitud menores en otras latitudes.

El país sufrió el mayor terremoto del cual se guarde registro científico, el temblor de 9,5 grados en la escala de Richter en la ciudad de Valdivia en 1960. En 2010 afrontó otro gran sismo de 8,8 grados Richter y un tsunami que inundó la costa del centro y sur del país y, en abril de 2014, la zona norte padeció dos terremotos de 8,2 y 7,9 grados Richter.

En los sismos de 2010 y 2014 las víctimas alcanzaron el medio millar.

Según cifras oficiales tras el terremoto de 2010 solo un 0,3 por ciento de los edificios de Santiago colapsó, aunque 14,4 por ciento sufrió daños.

No obstante, en la sureña ciudad de Concepción, epicentro del movimiento telúrico, la cifra de edificios dañados se elevó a un 20 por ciento de las construcciones.

"En Chile existe la normativa rígida, es decir, existe una serie de disposiciones que aseguran que las construcciones cumplen estándares de edificación tales que no colapse ante eventos sísmicos y, si colapsa de alguna forma, esta sea de manera tal que no provoca daños letales en la población", indicó la experta.

Sin embargo, esta situación difiere en lo relativo al patrimonio, ya que las rígidas normas de construcción en Chile no se aplican a inmuebles patrimoniales de más de una década.

"En el caso de construcciones más que centenarias en adobe (mezclada con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol) se desarrolla un plan de protección a partir de 2010 consistente en

mallas protectoras y la aplicación de técnicas de refuerzo que nos permiten sostener las estructuras, pero es cierto que muchas han sobrevivido a más de tres o más terremotos, por distintos factores, muchos de los cuales no conocemos a cabalidad, que también sería necesario estudiar", señaló Cárdenas.

Chile tiene cinco sitios inscritos en la lista Patrimonio Mundial: la Isla de Pascua, las salitreras de Humberstone y Santa Laura, las iglesias de Chiloé, el campamento minero de Sewell, el casco histórico de la Ciudad de Valparaíso y, más recientemente, el camino Inca o Qapac Ñam, junto a Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador. De estos sitios, Valparaíso presenta mayor fragilidad.

La ciudad puerto ha visto cambiar su fisonomía en el tiempo, en parte importante debido a los sismos. Pese a todo, si bien el patrimonio puede colapsar, también se puede recuperar.

"Hay que desarrollar más profundamente la reconstrucción, es un aspecto no suficientemente abordado en nuestros países, acostumbrados a un énfasis en que las construcciones deban sostenerse y si caen, no vuelvan a existir", esgrimió la arquitecta.

Con todo, Cárdenas estimó que "falta mayor diálogo entre experiencias similares. Tras el terremoto de Japón hubo intercambio de información, conocimiento y experiencias mutuas, ese tipo de instancias son provechosas y es sobre las cuales habría que insistir, eso también cabe para la dramática experiencia en Nepal".

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