Música y arte: viaje al medievo alrededor del mundo

Actualizado 2018-03-21 10:02:54 | Spanish. xinhuanet. com

por Belén García-Noblejas

Las artes visuales y la música representan, ya desde la antigüedad, una valiosa herramienta de intercambio cultural. En la actualidad encontramos iniciativas que trabajan multilateralmente para la promoción de un diálogo intercultural. Así, las melodías de Musifir, Viajeros Medievales se complementan a la perfección con las imágenes presentadas en la muestra itinerante «CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica», promovida por el Instituto Cervantes de Pekín y el Instituto Confucio de Madrid. En el contexto de su actuación el 17 de marzo a las 19h en el Centro Cultural Chino de Madrid, Musifir, Viajeros Medievales nos hablan de su labor como puente entre este y oeste; pasado y presente.

1 . Musafir, Viajeros Medievales nos transporta a diferentes épocas, en diferentes regiones del planeta. ¿Dónde y cuándo comienza vuestro periplo como grupo musical?

La versión del proyecto que sonará en Madrid lleva al escenario a las dos agrupaciones que lo diseñaron: Veterum Mvsicae, especialistas en música medieval, y Todos los Tonos y Ayres, primera agrupación en España especializada en música antigua china. La idea de Musafir se gestó hace años, y lo hizo como lo hacen las mejores ideas: durante una conversación informal delante de una buena cena. Mientras charlábamos sobre la valentía de los primeros viajeros de larga distancia del mundo antiguo surgió un debate sobre el sesgo histórico que este tema suele sufrir en Occidente, centrado casi siempre en Marco Polo y la influencia que la Ruta de la Seda tuvo en Europa. Surgieron los nombres de otros pioneros como Zheng He o Ibn Battuta… y a partir de ahí, el proyecto empezó a tomar forma.

2. Ofrecéis una visión que escapa “…de la habitual mirada umbilical de Europa frente al mundo”. Acostumbrados a un punto de vista eurocéntrico, este viaje musical ofrece una alternativa a una realidad cada vez más global. ¿Qué pretende fomentar este proyecto de música multicultural?

Nuestra intención es salir de la idea que a veces se tiene del mundo antiguo como un archipiélago de pequeños núcleos aislados, para ahondar en el concepto de un mundo mucho más interconectado, lleno de influencias de ida y vuelta entre civilizaciones muy distintas que sin embargo se conocieron y enriquecieron mutuamente. Insistimos: mutuamente. Nos parece fundamental romper con los roles tradicionales de Europa como descubridora y el resto del mundo como descubrimiento. Por eso nuestro proyecto aporta no solo la visión de los viajeros europeos, sino también de los viajeros orientales para quienes el descubrimiento fuimos nosotros.

3. ¿Y por qué la Edad Media precisamente?

Porque es fascinante pensar en el impulso que debió mover a los viajeros de la época a adentrarse en lo desconocido con los medios que tenían. En la actualidad nuestro planeta está cartografiado con precisión, las herramientas de orientación por satélite te ubican en tiempo real, se puede predecir el clima, es posible dar la vuelta al mundo en avión en menos de 70 horas de vuelo… En aquel momento, viajar era dejar el hogar sin saber si se podría regresar, cuánto se iba a tardar o qué iba a aparecer por el camino. Las grandes exploraciones del Renacimiento suelen recibir toda la atención de historiadores y curiosos, pero la valentía de los viajeros del medievo y el impacto que tuvieron estos pioneros en el universo que habitaron nunca se resaltará lo bastante.

4. En relación a lo que el politólogo Samuel Huntington denominó “choque de civilizaciones”, ¿cómo puede la música servir como portavoz del diálogo intercultural y la cooperación hoy en día?

Ayudando a redefinir el concepto de alteridad. Con frecuencia en la música antigua se establece una frontera muy clara entre occidente y oriente, admitiéndose la música europea y su posterior desarrollo en la América colonial, y rechazándose otras tradiciones de música escrita perfectamente documentadas y susceptibles de clasificación y análisis musicológico. ¿Por qué? ¿Dónde marcamos el punto en el que termina el “nosotros” y empieza el “ellos”? Muchas de las premisas en las que basamos nuestra sensación de alteridad se basan en enfoques parciales, en fronteras que colocamos por motivos geográficos, culturales, idiomáticos, religiosos, que muchas veces ni siquiera coinciden los unos con los otros. Quizá deberíamos darnos cuenta de hasta qué punto el mundo antiguo estuvo interconectado entre sí, hasta qué punto lo está el mundo moderno, y empezar a trabajar poco a poco para que esa demarcación entre lo que sentimos como propio y lo que sentimos como ajeno vaya desapareciendo en este universo cada vez más globalizado que habitamos. En ese sentido, la música es un vehículo maravilloso, porque esa colisión que menciona Huntington se convierte en fluidez, en diálogo. No importa que en un mismo escenario suenen un rabel, un kanun, un sheng, un riq y un morin khuur: lo que nace de esta confluencia es una única voz, un sonido común en el que todo el mundo tiene algo que aportar. En el arte, en la música, no existe una colisión entre civilizaciones: al contrario, es al unir distintas voces cuando se produce el encuentro.

5. ¿Conocéis la iniciativa OBOR (por sus siglas en inglés One Belt One Road)? ¿Cómo creéis que podría encajar en ella vuestra música?

Nosotros, desde la música, queremos reflejar las conexiones entre distintas regiones y culturas a través de estas largas rutas que ya se venían transitando desde antiguo y que a partir de la Edad Media tuvieron una importancia vital en el viaje de personas, bienes y conocimientos a través de toda Eurasia y África.

6. ¿Habéis estado en China anteriormente? ¿cómo fue vuestra experiencia?

La mayoría de nosotros sí hemos tenido una relación con China previa a este proyecto. Algunos hemos ido allí como visitantes, como músicos en gira, y en el caso de Todos los Tonos y Ayres, lo cierto es que hemos ido en todos los roles posibles: como turistas, como estudiantes del idioma, como estudiantes de música, e incluso como trabajadores, llegando a vivir allí durante más de dos años seguidos más allá de las estancias esporádicas; de hecho seguimos yendo con asiduidad a perfeccionar nuestros conocimientos como músicos. ¿Cómo fue nuestra experiencia…? Enriquecedora, sin duda. China es un país que seduce: es tanto lo que tiene que ofrecer, tanto lo que hay por descubrir, que cuanto más se la conoce , más queda por descubrir.

En este momento varios de nosotros participamos en otros proyectos que nos han llevado o van a llevarnos a China. En cuanto al proyecto Musafir, por supuesto nuestra aspiración es poder llevarlo a los escenarios de China además de a los europeos. Creemos que el lenguaje sonoro que proponemos es atractivo y disfrutable a ambos lados de la ruta, y estamos seguros de que el público chino nos acogerá como músicos con el mismo calor y cercanía con que nos ha acogido como visitantes, como estudiantes y como compañeros de trabajo. Poder presentar este proyecto en China sería la consecución de un sueño.

7. Vuestra actuación en el Confucio se enmarca dentro de la exposición «CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica», presentada anteriormente en el Instituto Cervantes de Pekín. ¿Cómo os sentís vinculados a este proyecto ?

El leit motiv de la interculturalidad en la época medieval es un vínculo obvio. La mirada que se centra en el encuentro y la semejanza en vez de en la diferencia es el eje desde el que se ha desarrollado tanto la exposición como nuestra propuesta musical. Nuestro programa incluye, además de otras piezas antiguas chinas, música recogida en los famosos manuscritos de Dunhuang, la cual presentamos sin solución de continuidad junto a otras obras medievales europeas, por lo que la comparación es evidente. Creemos que la simbiosis entre imagen y música es muy poderosa, ya que ambos proyectos, desde sus disciplinas particulares, tienen unos objetivos muy similares, y pueden enriquecerse mutuamente fortaleciendo su mensaje común.

La exposición exposición « CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica » se encuentra abierta al público hasta el 31 de marzo en el Centro Cultural Chino de Madrid.

 
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Música y arte: viaje al medievo alrededor del mundo

Spanish.xinhuanet.com 2018-03-21 10:02:54

por Belén García-Noblejas

Las artes visuales y la música representan, ya desde la antigüedad, una valiosa herramienta de intercambio cultural. En la actualidad encontramos iniciativas que trabajan multilateralmente para la promoción de un diálogo intercultural. Así, las melodías de Musifir, Viajeros Medievales se complementan a la perfección con las imágenes presentadas en la muestra itinerante «CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica», promovida por el Instituto Cervantes de Pekín y el Instituto Confucio de Madrid. En el contexto de su actuación el 17 de marzo a las 19h en el Centro Cultural Chino de Madrid, Musifir, Viajeros Medievales nos hablan de su labor como puente entre este y oeste; pasado y presente.

1 . Musafir, Viajeros Medievales nos transporta a diferentes épocas, en diferentes regiones del planeta. ¿Dónde y cuándo comienza vuestro periplo como grupo musical?

La versión del proyecto que sonará en Madrid lleva al escenario a las dos agrupaciones que lo diseñaron: Veterum Mvsicae, especialistas en música medieval, y Todos los Tonos y Ayres, primera agrupación en España especializada en música antigua china. La idea de Musafir se gestó hace años, y lo hizo como lo hacen las mejores ideas: durante una conversación informal delante de una buena cena. Mientras charlábamos sobre la valentía de los primeros viajeros de larga distancia del mundo antiguo surgió un debate sobre el sesgo histórico que este tema suele sufrir en Occidente, centrado casi siempre en Marco Polo y la influencia que la Ruta de la Seda tuvo en Europa. Surgieron los nombres de otros pioneros como Zheng He o Ibn Battuta… y a partir de ahí, el proyecto empezó a tomar forma.

2. Ofrecéis una visión que escapa “…de la habitual mirada umbilical de Europa frente al mundo”. Acostumbrados a un punto de vista eurocéntrico, este viaje musical ofrece una alternativa a una realidad cada vez más global. ¿Qué pretende fomentar este proyecto de música multicultural?

Nuestra intención es salir de la idea que a veces se tiene del mundo antiguo como un archipiélago de pequeños núcleos aislados, para ahondar en el concepto de un mundo mucho más interconectado, lleno de influencias de ida y vuelta entre civilizaciones muy distintas que sin embargo se conocieron y enriquecieron mutuamente. Insistimos: mutuamente. Nos parece fundamental romper con los roles tradicionales de Europa como descubridora y el resto del mundo como descubrimiento. Por eso nuestro proyecto aporta no solo la visión de los viajeros europeos, sino también de los viajeros orientales para quienes el descubrimiento fuimos nosotros.

3. ¿Y por qué la Edad Media precisamente?

Porque es fascinante pensar en el impulso que debió mover a los viajeros de la época a adentrarse en lo desconocido con los medios que tenían. En la actualidad nuestro planeta está cartografiado con precisión, las herramientas de orientación por satélite te ubican en tiempo real, se puede predecir el clima, es posible dar la vuelta al mundo en avión en menos de 70 horas de vuelo… En aquel momento, viajar era dejar el hogar sin saber si se podría regresar, cuánto se iba a tardar o qué iba a aparecer por el camino. Las grandes exploraciones del Renacimiento suelen recibir toda la atención de historiadores y curiosos, pero la valentía de los viajeros del medievo y el impacto que tuvieron estos pioneros en el universo que habitaron nunca se resaltará lo bastante.

4. En relación a lo que el politólogo Samuel Huntington denominó “choque de civilizaciones”, ¿cómo puede la música servir como portavoz del diálogo intercultural y la cooperación hoy en día?

Ayudando a redefinir el concepto de alteridad. Con frecuencia en la música antigua se establece una frontera muy clara entre occidente y oriente, admitiéndose la música europea y su posterior desarrollo en la América colonial, y rechazándose otras tradiciones de música escrita perfectamente documentadas y susceptibles de clasificación y análisis musicológico. ¿Por qué? ¿Dónde marcamos el punto en el que termina el “nosotros” y empieza el “ellos”? Muchas de las premisas en las que basamos nuestra sensación de alteridad se basan en enfoques parciales, en fronteras que colocamos por motivos geográficos, culturales, idiomáticos, religiosos, que muchas veces ni siquiera coinciden los unos con los otros. Quizá deberíamos darnos cuenta de hasta qué punto el mundo antiguo estuvo interconectado entre sí, hasta qué punto lo está el mundo moderno, y empezar a trabajar poco a poco para que esa demarcación entre lo que sentimos como propio y lo que sentimos como ajeno vaya desapareciendo en este universo cada vez más globalizado que habitamos. En ese sentido, la música es un vehículo maravilloso, porque esa colisión que menciona Huntington se convierte en fluidez, en diálogo. No importa que en un mismo escenario suenen un rabel, un kanun, un sheng, un riq y un morin khuur: lo que nace de esta confluencia es una única voz, un sonido común en el que todo el mundo tiene algo que aportar. En el arte, en la música, no existe una colisión entre civilizaciones: al contrario, es al unir distintas voces cuando se produce el encuentro.

5. ¿Conocéis la iniciativa OBOR (por sus siglas en inglés One Belt One Road)? ¿Cómo creéis que podría encajar en ella vuestra música?

Nosotros, desde la música, queremos reflejar las conexiones entre distintas regiones y culturas a través de estas largas rutas que ya se venían transitando desde antiguo y que a partir de la Edad Media tuvieron una importancia vital en el viaje de personas, bienes y conocimientos a través de toda Eurasia y África.

6. ¿Habéis estado en China anteriormente? ¿cómo fue vuestra experiencia?

La mayoría de nosotros sí hemos tenido una relación con China previa a este proyecto. Algunos hemos ido allí como visitantes, como músicos en gira, y en el caso de Todos los Tonos y Ayres, lo cierto es que hemos ido en todos los roles posibles: como turistas, como estudiantes del idioma, como estudiantes de música, e incluso como trabajadores, llegando a vivir allí durante más de dos años seguidos más allá de las estancias esporádicas; de hecho seguimos yendo con asiduidad a perfeccionar nuestros conocimientos como músicos. ¿Cómo fue nuestra experiencia…? Enriquecedora, sin duda. China es un país que seduce: es tanto lo que tiene que ofrecer, tanto lo que hay por descubrir, que cuanto más se la conoce , más queda por descubrir.

En este momento varios de nosotros participamos en otros proyectos que nos han llevado o van a llevarnos a China. En cuanto al proyecto Musafir, por supuesto nuestra aspiración es poder llevarlo a los escenarios de China además de a los europeos. Creemos que el lenguaje sonoro que proponemos es atractivo y disfrutable a ambos lados de la ruta, y estamos seguros de que el público chino nos acogerá como músicos con el mismo calor y cercanía con que nos ha acogido como visitantes, como estudiantes y como compañeros de trabajo. Poder presentar este proyecto en China sería la consecución de un sueño.

7. Vuestra actuación en el Confucio se enmarca dentro de la exposición «CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica», presentada anteriormente en el Instituto Cervantes de Pekín. ¿Cómo os sentís vinculados a este proyecto ?

El leit motiv de la interculturalidad en la época medieval es un vínculo obvio. La mirada que se centra en el encuentro y la semejanza en vez de en la diferencia es el eje desde el que se ha desarrollado tanto la exposición como nuestra propuesta musical. Nuestro programa incluye, además de otras piezas antiguas chinas, música recogida en los famosos manuscritos de Dunhuang, la cual presentamos sin solución de continuidad junto a otras obras medievales europeas, por lo que la comparación es evidente. Creemos que la simbiosis entre imagen y música es muy poderosa, ya que ambos proyectos, desde sus disciplinas particulares, tienen unos objetivos muy similares, y pueden enriquecerse mutuamente fortaleciendo su mensaje común.

La exposición exposición « CARTOGRAFÍA DE LOS CAMINOS, de Dunhuang al Románico en la Península Ibérica » se encuentra abierta al público hasta el 31 de marzo en el Centro Cultural Chino de Madrid.

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