CIUDAD DE MEXICO, marzo 7, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 1 de marzo de 2018, de un ejemplar de xoloitzcuintle con pelo descansando en el criadero Xolos Tarango en la Ciudad de México, capital de México. Con un promedio de vida de entre los 12 y los 14 años, el xoloitzcuintle es una raza de perro prácticamente sin pelo originaria de México, con una norma racial establecida por la Federación Canófila Mexicana (FCM) y la Federación Cinológica Internacional (FCI) correspondiente al grupo de caninos primitivos del mundo, con una función zootécnica de protección y compañía. Su existencia se remonta de acuerdo con algunos cálculos a más de 7,000 años, es decir, es una de las razas de perro que no fue creada por el hombre, y a pesar de que no gozan de mucha popularidad en la población general debido a su falta de pelo, aún cuando existen también variedades que tienen pelaje, hay muchos que consideran muy preciada a la raza por su valor histórico, cultural y biológico, además de su relativa escasez en comparación con otras razas. En la mitología mexica, el xoloitzcuintle era un acompañante de las almas de los muertos en su viaje al Mictlán, el inframundo, por lo cual eran sacrificados y enterrados junto con los difuntos, y era considerado como un animal sagrado, con algunas leyendas ubicándolo como un regalo para los hombres de parte del dios Xólotl, dios del ocaso, o dios de la vida y la muerte de acuerdo con otros autores, de quien obtiene su nombre. En agosto de 2016, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Angel Mancera, declaró al perro xoloitzcuintle como patrimonio cultural y símbolo de la capital mexicana. Los ejemplares nacidos en Xolos Tarango son auténticos perros mexicanos, certificados por la FCM y cumplen rigurosamente con su norma racial. (Xinhua/Francisco Cañedo)