Adam Valentine, un australiano de 29 años, que desde su niñez había soñado con tener una cola tan bonita como la de la sirena, se puso una cola de forma de pez y nadó en la piscina de su casa imaginando que se había convertido en una verdadera sirena. Actualmente, Valentine suele nadar con su cola en piscinas públicas, lo que le causó admiración de mucha gente, mucha de la cual también tenía la gana de intentarlo.