Desde entonces se apreció un tono más mesurado entre ambas partes, preludio del proceso de restablecimiento de relaciones que está en marcha en la actualidad y que debe concluir con la apertura de la embajada en ese majestuoso edificio, que recibió una reparación capital en 1997.
El diseño y construcción del inmueble estuvo a cargo de los arquitectos estadounidenses Max Abramovitz (1908-2004) y Wallace Harrison (1895-1981), cuya firma, Harrison & Abramovitz, radicaba en Nueva York.
Las líneas son de estilo modernista, similares a las del Lincoln Center y de la sede de Naciones Unidas en Nueva York, proyectos elaborados por los mismos arquitectos.
Los jardines son obra del arquitecto californiano Thomas D. Church y el mobiliario estuvo a cargo de Knoll Associates.
Las paredes fueron revestidas con piedra rosa-gris y los cristales son verdiazules, para que la luz solar no moleste.
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