El hecho de que cualquier mandatario afirme que otra nación es "una amenaza", es una acusación sumamente grave y, aunque ha habido por Estados Unidos una aclaración, seguramente que ese hecho tendrá repercusiones en la magna cita en la capital panameña, con la asistencia de las 35 delegaciones del continente.
Realmente, Venezuela no tiene ninguna posibilidad material militar ni económica de ser una amenaza contra Estados Unidos, que es una potencia nuclear; ni ha dado señales al respecto, lo cual ha sido comprendido por los gobiernos latinoamericanos, que han expresado solidaridad con Caracas.
En realidad, quien puede ser una amenaza para América Latina y el Caribe es Estados Unidos, si se tiene en cuenta su historia de invasiones militares contra países de la región en más de 200 años de historia. Además, ha organizado o propiciado golpes de Estado, ha invadido países como Granada, República Dominicana, Panamá, y ha impulsado dictaduras en el continente.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que agrupa a 12 naciones y ahora preside Ecuador, rechazó el decreto ejecutivo del gobierno estadounidense, y pidió su derogatoria, y también llamó a Washington y Caracas a dialogar para buscar una salida al enfrentamiento bilateral y que se respete la autodeterminación y la soberanía de los pueblos suramericanos y latinoamericanos.
Además de Unasur, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana de los Pueblos de las Américas (ALBA), el Movimiento de los No Alineados y el Grupo de los 77 + China, también han expresado su reclamo de que Obama anule el decreto contra Venezuela.
Por su parte, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció haber reunido ya más de 10 millones de firmas que espera entregar a Obama en Panamá, y también nombró a cuatro nuevos titulares de viceministerios, entre ellos dos de los sancionados por Estados Unidos con el congelamiento de sus bienes en ese país.
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