La ex secretaria dijo que "respondí de inmediato y les di todos mis correos que pudieran estar relacionados con el trabajo que en total sumaron alrededor de 55.000 páginas impresas, a pesar de que sabía que el Departamento de Estado ya tenía la enorme mayoría de ellos".
Un escándalo se desató en torno a sus correos cuando se supo que fueron mantenidos en su servidor privado en su casa en Chappaqua, a cerca de 50 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York, en lugar de mantenerlos en un servidor seguro y del gobierno.
"Creía que era un asunto de conveniencia, y estaba permitido, otros lo habían hecho", indicó Clinton. "Estaba permitido... fue por conveniencia" y dado que envió correos "al Departamento de Estado y a otros funcionarios del gobierno en sus cuentas oficiales, aquellos correos electrónicos iban a guardarse de manera automática en el sistema del Departamento de Estado para cumplir los requisitos de mantener registros y eso es lo que en realidad ocurrió".
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