por Liu Jie

WASHINGTON, 24 jun (Xinhua) -- El diálogo anual de alto nivel entre China y Estados Unidos concluyó el miércoles con el acuerdo de ambos países de cooperar donde puedan y abordar sus diferencias a fin de favorecer los lazos económicos bilaterales.

Durante la séptima ronda del Diálogo Estratégico y Económico China-EEUU, ambas partes estuvieron de acuerdo en varias cuestiones aunque también disintieron en un abanico de cuestiones. Lo que más importa, no obstante, es que mostraron su voluntad y resolución para afrontar las diferencias.

Las dos naciones aceptaron reforzar la coordinación política macroeconómica, pues cualquier tipo de actuación clave de la Reserva Federal, como elevar el tipo de interés, no solo afectaría a la economía estadounidense sino que tendría también efecto en el resto del mundo.

Su coordinación en este ámbito ayudará a estabilizar la economía global y el sector financiero, y anclará la recuperación económica mundial, que sigue siendo frágil y desequilibrada.

EEUU ha hecho progresos reales a la hora de reconducir su economía hacia una senda más sostenible y balanceada pero todavía necesita hacer más para aumentar el ahorro y seguir subsanando su hacienda pública.

China, por su parte, debe trabajar con constancia para cambiar su motor de crecimiento de las exportaciones y las inversiones al gasto en consumo, y dejar que el mercado juegue el papel decisivo en la actividad económica.

Además, durante las importantes consultas bilaterales, las dos naciones intercambiaron también opiniones sobre asuntos espinosos como las barreras a las inversiones, los ataques comerciales cibernéticos y los tipos cambiarios.

Por ejemplo, aceptaron acortar y mejorar sus respectivas "listas negativas" (que señalan los sectores cerrados a los inversionistas) en sus demoradas conversaciones sobre un Tratado de Inversión Bilateral.

Abrir el sector doméstico chino a la inversión foránea sirve a su interés y China lo hará de manera cuidadosa y firme.

Entre tanto, EEUU debería tener la mente más abierta a la hora de permitir la inversión china en sectores cruciales como las telecomunicaciones, la energía y la banca. En este sentido, no debería abusar de las razones nacionales de seguridad para rechazar a los inversores chinos.

A principios de septiembre, ambas partes se entregarán sus respectivas segundas ofertas de "listas negativas" y, tras este paso, quedarán todavía rondas de arduas negociaciones. Sin embargo, se podría lograr un progreso sustancial antes de lo esperado si los dos países continúan poniendo sobre la mesa sinceridad y pragmatismo.

No es nada extraño que EEUU y China estén en desacuerdo en muchos temas pero hay diferentes modos de resolver las fricciones y divergencias, y el diálogo es, sin duda, el más rentable.

La conclusión de la séptima ronda del diálogo es un nuevo principio y, con la próxima visita del presidente Xi Jinping a EEUU, es de esperar que los lazos económicos bilaterales entren en una nueva fase para que los dos pueblos obtengan todavía más beneficios.