WASHINGTON, 15 may (Xinhua) -- Aunque se esperaba que en ella se subrayase la asociación entre las dos partes, la cumbre de dos días entre Estados Unidos y las naciones del Golfo terminó con la sensación de que la distancia entre ambos se vuelve cada día mayor a raíz de los recientes acontecimientos en esta región.
En un indicio de que los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, siglas en inglés) podrían tener una idea diferente a la de EEUU sobre estos asuntos, varios líderes de Estado de la región rechazaron participar en la reunión celebrada en Camp David, lugar de retiro presidencial, y solo enviaron representantes a nivel ministerial.
Además del presidente estadounidense, Barack Obama, quien eligió Camp David para añadir cierta intimidad a la cumbre, los únicos dos jefes de Estado que asistieron al evento fueron los emires de Qatar y de Kuwait.
La ausencia más destacada fue la del Rey saudí Salman. El monarca informó por teléfono a Obama el domingo pasado de que no podría asistir al evento, según lo planeado inicialmente, y que enviaría al príncipe heredero, Mohammed bin Nayef, y al segundo príncipe heredero, Mohammed Bin Salman, en sustitución.
La Casa Blanca y funcionarios saudíes negaron que el cambio de planes se debiera a un intento por evitar a Obama. Sin embargo, analistas indican que Arabia Saudí está obviamente descontenta con el papel desempeñado por EEUU en las actuales conversaciones nucleares iraníes y su "falta de decisión" en lo que al grupo extremista Estado Islámico (EI) se refiere.
En un intento evidente por aliviar las preocupaciones de seguridad de las naciones del Golfo, Obama afirmó este jueves que Estados Unidos está preparado para trabajar junto con las naciones del Golfo a fin de "impedir y confrontar" cualquiera amenaza externa contra su integridad territorial inconsistente con la Carta de las Naciones Unidas.
Si llegara a ocurrir tal agresión, EEUU está dispuesto a trabajar con las naciones del Golfo para "determinar urgentemente las acciones apropiadas, utilizando los medios a nuestra disposición colectiva, incluido el uso potencial de fuerza militar" para la defensa de las naciones del Golfo, señaló Obama.
El presidente del país norteamericano también prometió que EEUU fortalecerá la cooperación de seguridad con los países del Golfo para abordar un rango completo de amenazas, en particular el terrorismo, y les ayudará a mejorar su propia capacidad de autodefensa.
En la rueda de prensa, Obama afirmó que los líderes del Golfo se han mostrado de acuerdo con que una resolución integral y verificable del problema nuclear iraní será en interés de sus países.
Al anotar que la región se enfrenta a una serie de amenazas incluyendo las "actividades desestabilizadoras" de Irán, Obama enfatizó que el objetivo de la cooperación de seguridad entre EEUU y el Golfo no es "perpetuar ninguna confrontación a largo plazo con Irán, ni marginalizarlo".
"Damos la bienvenida a un Irán que desempeñe un papel responsable en esta región", apuntó Obama, que pidió a Irán que tome pasos concretos para construir la confianza y resolver las diferencias con sus vecinos.
A pesar de que la administración de Obama desea dejar un legado político respetable concluyendo un acuerdo con Irán, la Casa Blanca se enfrenta a presiones, no solo de sus aliados tradicionales del Golfo, sino también del Capitolio estadounidense.
El Congreso de EEUU aprobó el jueves un proyecto de ley que asegura el derecho de los legisladores a revisar, y quizá rechazar, cualquier acuerdo nuclear alcanzado con Irán.
Ed Royce, presidente del Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara, señaló que el proyecto de ley impedirá "un mal pacto" ya que el Congreso "se encontrará en una posición mucho mejor para juzgar cualquier acuerdo final".