TOKIO, 12 mar (Xinhua) -- Como líder experimentada y también como responsable de la mayor economía de Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, sabe bien que no debe herir la sensibilidad de su anfitrión durante sus viajes al extranjero.
Sin embargo, puede que, con valentía, haya hecho una excepción durante su reciente visita a Japón, en la que realizó unas declaraciones con respecto al arrepentimiento histórico de Alemania por su papel en la Segunda Guerra Mundial. Esas palabras llegan en un momento en el que los sentimientos están a flor de piel entre varios países asiáticos a causa del intento del primer ministro japonés, Shinzo Abe, de rebajar la culpa de su país por las atrocidades cometidas en la contienda.
Merkel afirmó en un discurso público el lunes en Tokio que su país se ha ganado el perdón de sus vecinos europeos por el rol de la Alemania nazi en la II Guerra Mundial "en primer lugar, porque Alemania se enfrentó a su pasado de frente".
Un día más tarde, durante una reunión con el principal líder de la oposición nipona, Merkel también instó a Japón a abordar adecuadamente el asunto de las "mujeres de solaz", decenas de miles de mujeres que fueron obligadas a la esclavitud sexual por las tropas japonesas durante la contienda bélica.
Las declaraciones, subrayadas por los medios de comunicación de todo el mundo, son el epítome de la veraz percepción de la historia que han tenido generaciones de líderes políticos en la posguerra alemana.
También en el lado derrotado en la guerra, Japón, sin embargo, marca un completo contraste con Alemania a la hora de confrontar su atroz rol en la contienda.
Por no mencionar los continuos esfuerzos de las fuerzas derechistas de Japón de encubrir la agresión del país durante la Segunda Guerra Mundial. Varios líderes japoneses, con Abe a la cabeza, también han mostrado la falta de sincero arrepentimiento por el sufrimiento de otros bajo la invasión y el dominio colonial nipón durante la guerra.
Con un historial de intentar satisfacer fervientemente los sentimientos derechistas sobre la guerra, Abe ha sorprendido a muchos, tanto en casa como en el extranjero, con polémicos comentarios sobre el rol de Japón en la guerra.
En aparentes esfuerzos por enfrentar las preocupaciones por su plan de reemplazar el histórico Discurso Murayama, que muestra arrepentimiento por la guerra, por uno propio coincidiendo con el 70º aniversario de la rendición de Japón el próximo mes de agosto, Abe dijo que "heredará" el discurso en general, pero no utilizará exactamente los mismos términos.
No importa lo habilidoso que Abe pueda ser incluyendo las palabras "paz", "desarrollo" y "contribución", en su discurso, si el documento no cuenta con términos clave como "dominio colonial" e "invasión", no será más que un manifiesto revisionista histórico.
Si Abe verdaderamente quiere que Japón cuente con la confianza y el apoyo de sus vecinos, que mantienen sospechas acerca de la sinceridad del país sobre su actitud ante los crímenes de guerra, debería aceptar la lección de historia brindada por Merkel: solo enfrentándose al pasado se puede encontrar el camino para el futuro.