Por Ban Wei
BERLIN, 12 mar (Xinhua) -- Muchos occidentales tienden a idealizar y mistificar el Tíbet, pero el etnólogo alemán Ingo Nentwig, quien permaneció más de un mes en la referida región autónoma china, viviendo incluso más de una semana con una familia de pastores, asegura que la imagen estereotipada del Tíbet dista mucho de la realidad.
En una reciente entrevista con Xinhua, Nentwig conversó sobre su viaje al Tíbet en junio de 2002. Entonces estaba a cargo del contenido de las exhibiciones de Asia Oriental en el Museo de Etnología de Leipzig.
La colección tibetana del museo estaba relacionada principalmente con la religión. Considerando que la cultura tibetana era mucho más que religión, Nentwig viajó al Tíbet para realizar un estudio de campo.
En una pequeña aldea del distrito Nagqu, localizada a unos 4.800 metros sobre el nivel del mar, Nentwig experimentó la vida diaria de los pastores locales al pasar más de una semana junto a una familia de ocho miembros.
La familia tenía un rebaño de 20 yaks, unas 80 ovejas y cabras, y dos caballos. El registró todas sus actividades relacionadas con la producción y el consumo de productos lácteos.
"Lo que escuchas puede ser falso, lo que ves es verdad", expresó el etnólogo alemán.
Para lograr una visión integral del modo de pensar de los tibetanos, Nentwig puso todo su empeño para relacionarse con personas de todos los estratos sociales, incluidos antiguos aristócratas, funcionarios del gobierno, estudiosos, monjes y conductores de la región.
Viajó a Lhasa, capital de la región autónoma del Tíbet, para reunirse con estudiosos de la Universidad del Tíbet, la Academia de Ciencias Sociales del Tíbet, el Museo Palacio de Potala y el Museo del Tíbet.
El viaje le permitió además ver el tradicional apisonamiento de arcilla Aga durante una renovación del templo Jokhang, una ceremonia funeral celestial en el distrito Maizhokunggar y debates de sutra en el monasterio Sera.
A través de estos contactos se percató que muchos de los rumores sobre el Tíbet eran ridículos.
Los tibetanos comunes, al igual que los miembros de otros grupos étnicos en China, sienten la alegría y la tristeza de la vida como todo el mundo, y las diferencias consisten principalmente en sus tradiciones culturales y comportamiento, explicó Nentwig.
Aparte de la distorsión deliberada y la propaganda anti-China, también existen ideas erróneas en Occidente, como el hecho de confundir la modernización con la "chinización" cuando se refiere a los proyectos de infraestructuras modernas o a las nuevas publicaciones, subrayó.
Un ejemplo podría ser el ferrocarril Qinghai-Tíbet que conecta Xining, ciudad capital de la occidental provincia china de Qinghai, con Lhasa. Algunos críticos señalan que esta línea férrea sirve como herramienta para facilitar la migración patrocinada por el gobierno chino de un gran número de personas de la etnia han.
"Sin embargo, he visto a muchos monjes tibetanos entre los viajeros... Este ferrocarril sí que ha hecho mucho más fácil el viaje hacia el Tíbet, pero también ha facilitado el traslado de los peregrinos tibetanos dentro del Tíbet", agregó Nentwig.
"La construcción de ferrocarriles, fábricas y otros proyectos destinados al desarrollo local forman parte únicamente de un proceso de modernización normal, no componentes de una 'chinización'", abundó.
A juicio del experto germano, el llamado "genocidio cultural" en el Tíbet no tiene ningún sentido.
"Es una realidad que el grupo étnico han es el mayor entre los 56 que conforman la población china. Es normal también que la modernización del país tenga, en mayor o menor medida, algunos elemento culturales han. Pero el encuentro de una variedad de culturas beneficia e inspira realmente a las culturas de las minorías étnicas", consideró Nentwig.
En 2008, Tripitaka tibetano, una colección masiva de 232 volúmenes de escrituras budistas clásicas, fue publicado en caracteres tibetanos por la prensa china especializada en la tibetología después de más de 20 años de recopilación por parte de los expertos.
Nentwig citó este hecho como un buen ejemplo de los esfuerzos realizados por China para proteger y promover la antigua cultura tibetana.
Antes de la década de 1950, apuntó, el Tíbet contaba con pocos libros más allá de los clásicos religiosos, mientras que ahora existe una amplia variedad de publicaciones clásicas tibetanas de filosofía, literatura occidental y literatura científica moderna.
"La cultura no sólo es la religión. Los tibetanos ahora disponen de condiciones perfectas para disfrutar de una vida espiritual desarrollada con su propio idioma. Esto es realmente un gran desarrollo", opinó Nentwig.
"Para cualquier cultura, la conservación por cuenta propia sin renovación sólo podría conducir a su decadencia. Para la cultura tibetana, el encuentro e intercambio con las culturas de todos los grupos étnicos chinos, incluido el han, le permiten sobrevivir y prosperar a largo plazo", destacó Nentwig.