Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 11 abr (Xinhua) -- Casi las dos terceras partes del territorio de Cuba están bajo una intensa y prolongada sequía, sobre todo la región más oriental, señaló el Instituto de Meteorología (Insmet) del país caribeño.
La falta de lluvias durante el primer semestre de este año es la causa de esa sequía, de acuerdo con el informe del Centro del Clima del Insmet al cual tuvo acceso Xinhua.
Según ese reporte, en el 8 por ciento de los territorios afectados la situación de sequía es severa, en el 18 por ciento es moderada y en el resto está calificada como débil.
Como consecuencia de esa situación, el suministro de agua potable para la población y el sector agropecuario tiene dificultades en las provincias orientales de Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
En Santiago de Cuba, que es la segunda ciudad en importancia de la isla, la capacidad de agua almacenada en los embalses es de 30 por ciento, lo cual significa un déficit superior a 450 millones de metros cúbicos y, como resultado, los barrios periféricos de la ciudad y otras zonas han estado hasta 16 días sin recibir el suministro.
Con respecto a Holguín, la falta de precipitaciones desde septiembre pasado hasta febrero último superaba el 51 por ciento de la media histórica para la etapa, situación que perjudica a más de 32.800 personas, muchas de las cuales tienen que ser abastecidas agua con carros cisternas.
Para tratar de paliar esa situación, las autoridades han creado puntos de distribución de agua potable, instalado de bombas en pozos aledaños a la zona urbana, abierto nuevos pozos y construidos de nuevas conductoras.
La etapa seca en Cuba se extiende de noviembre de 2014 a abril de este año, aunque el mes actual se considera un periodo de transición hacia el periodo lluvioso, según el Centro del Clima del Insmet.
Un reciente informe del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) de la isla señaló una sensible disminución de las lluvias durante el periodo seco.
El comportamiento de las precipitaciones durante los cuatro primeros meses de la etapa seca está por debajo de lo esperado, al registrarse un promedio nacional de 156,6 milímetros, equivalente al 77 por ciento de la media histórica para la época.
El reporte de la Dirección de Uso Racional del Agua del INRH muestra que las regiones donde ha llovido más son la occidental y la oriental, que acumulan por ese orden el 79 y el 78 por ciento de los valores habituales referidos al mencionado cuatrimestre, mientras que la región central es la menos favorecida con 75 pro ciento.
"La continuidad del periodo seco en las próximas siete semanas aproximadamente, precisa suprimir al máximo posible los reiterados salideros de agua en la vía pública, y aplicar las debidas acciones para evitar el despilfarro (...) en los sectores estatal y residencial", según informes publicados por el diario local "Granma".
Los problemas con el líquido, que en la isla muchos derrochan con indolencia, obligaron al gobierno a preparar la Ley del agua, legislación que buscará regular el uso adecuado de los recursos hídricos de la isla.
En febrero del pasado año el director de Organización, Planificación e Información del INRH, Bladimir Matos, anunció que se alista la Ley del Agua que "regulará el uso equitativo y el derecho común a ese recurso, el pago de su uso, así como la necesidad de lograr una cultura de ahorro en los usuarios".
Esa legislación reforzará la prioridad de las autoridades al empleo más eficaz de recursos hídricos y al uso racional y productivo del agua disponible, la utilización eficiente de la infraestructura construida, la administración de riesgos en función de la calidad del líquido potable y de otros peligros asociados a eventos extremos del clima.
Matos señaló que fomentar el empleo racional del agua en función del desarrollo socioeconómico del país significa asegurar la gestión integrada de esta por cuencas hidrográficas con vistas a su disponibilidad, protección y a la reducción de inundaciones, así como promover e introducir tecnologías y conocimientos para un uso eficaz y competente.
El agua es un recurso natural renovable, pero finito, limitado y frágil, y las autoridades aseguran que aún existen incomprensiones e insuficiente reconocimiento sobre su carácter de indicador económico, tanto global como ramal.
La isla cuenta con una infraestructura hidráulica que incluye 242 presas, decenas de micropresas, cerca de 2.420 acueductos, más de 22.000 kilómetros de redes, casi 70 plantas potabilizadoras y 5.316 kilómetros de alcantarillado, entre otras facilidades, a las cuales se suman derivadoras, canales magistrales, estaciones de bombeo y diques.
Cuba posee una capacidad máxima de recursos hidráulicos disponibles de unos 13.600 millones de metros cúbicos, al considerar las aguas superficiales y las subterráneas, volúmenes que superan las demandas actuales de la economía, la sociedad y la protección del medio ambiente.
El gobierno ejecuta ahora diversos programas para hacer un uso adecuado y racional del agua mediante la utilización eficiente de esas instalaciones y una conciencia de ahorro en la población y las empresas, al tener en cuenta la baja disponibilidad de ese recurso.
También desarrolla proyectos dirigidos también a enfrentar los problemas de la sequía, las inundaciones por intensas lluvias, así como a elevar la calidad del vital líquido y su distribución, además de reducir las pérdidas.
Otra prioridad ya en ejecución es el metraje del consumo hidráulico tanto para los centros estatales como el sector residencial.
En ese sentido se trabaja en la reparación o sustitución de estaciones de bombeo, el sistema de saneamiento y en un programa destinado a la producción de herrajes hidrosanitarios, con énfasis en la calidad y el estudio de precios asequibles para su comercialización.
El gobierno aplica la Política Nacional del Agua que abarca fuentes de abastecimiento y suministro a cada usuario, basada en el uso racional y productivo de las cantidades disponibles, la explotación eficiente de la infraestructura construida, la gestión asociada a la calidad del líquido y los riesgos vinculados a eventos climáticos extremos.