Por Edgardo Loguercio
BRASILIA, 1 ene (Xinhua) -- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, presentó hoy como prioridades para su segundo mandato de cuatro años la educación, la recuperación del crecimiento económico y el combate sin tregua a la corrupción.
Rousseff, primera mujer en ocupar la presidencia de Brasil y reelecta en octubre pasado en los comicios más disputados desde el regreso de la democracia en el país en 1985, asumió su segundo periodo con la economía estancada y una oposición fortalecida en el Congreso.
En su primer pronunciamiento tras la asunción lanzó el lema "Brasil, patria educadora", como una síntesis de su apuesta para elevar la calidad educativa y garantizar un acceso masivo a enseñanza en todos los niveles, lo cual exige un aumento de los recursos disponibles para el sector.
Los especialistas coinciden en que el bajo nivel de escolarización y el estado precario de la educación pública están entre los mayores obstáculos al aumento de la productividad del conjunto de la economía.
Rousseff afirmó que su segundo mandato estará orientado por la búsqueda de la estabilidad económica, el control de la inflación, la disciplina fiscal y la recuperación de la confianza de trabajadores y empresarios.
La presidenta eligió a un economista de perfil conservador para encabezar el equipo económico, Joaquim Levy, quien llevará a cabo un duro ajuste fiscal con el fin de reequilibrar las finanzas públicas.
El gobierno brasileño prevé un crecimiento económico de apenas 0,2 por ciento en 2014, con una inflación que se ubica en torno a 6,5 por ciento, próxima al techo de la meta oficial, que es de 4,5 por ciento con dos puntos porcentuales de tolerancia.
El bajo crecimiento económico incrementó los temores en la población con relación al empleo, ante la baja de las exportaciones y la caída de las ventas en el mercado doméstico.
Recuperar la confianza del mercado será otra dura tarea para la mandataria, que ha visto cómo los inversores y el mercado financiero le retiraban gradualmente su apoyo tras las políticas intervencionistas de su gobierno en el primer mandato.
Al mostrarse optimista con relación a la capacidad del país de revertir la desaceleración económica, Rousseff resaltó que Brasil es la séptima economía del mundo, el segundo exportador de alimentos y el tercero de mineral de hierro.
Como prueba de los buenos fundamentos macroeconómicos, señaló que en los últimos cuatro años se redujo la deuda líquida del sector público, con reservas internacionales en un nivel histórico de 375.000 millones de dólares y la tasa de desempleo más baja de la historia.
La presidenta se comprometió a crear un ambiente más favorable a los negocios, dar un combate sin tregua a la burocracia y al mismo tiempo mantener las conquistas sociales, el empleo y la política de valorización del salario mínimo.
Otro reto importante para 2015 debe ser la difícil situación de la petrolera estatal Petrobras, afectada por un esquema multimillonario de corrupción, desvío de dinero y sobrefacturación de obras en el que están implicados varios dirigentes políticos de la base aliada al gobierno.
Rousseff propuso este jueves un pacto nacional contra la corrupción y la defensa de Petrobras "contra los predadores internos y los enemigos externos" como la empresa más importante para el futuro del país, pero la presión de la opinión pública y los ataques de la oposición presagian meses turbulentos por delante.
Las propuestas del gobierno enfrentarán también dificultades en el Congreso. Los analistas coinciden en que el Ejecutivo encontrará más problemas que lo habitual para aprobar sus proyectos, sobre todo en la Cámara de Diputados, que se renovó integralmente y sumó nuevas fuerzas políticas.
El cuadro diseñado en la Cámara de Diputados obligará al gobierno de Rousseff a negociar para conseguir la aprobación de leyes y proyectos.
Otra prioridad de la presidenta será impulsar una amplia reforma política para terminar con el financiamiento privado de campañas, tal como lo propuso a mediados de 2013, en medio de una ola de manifestaciones populares en todo el país.
La reforma es una responsabilidad constitucional del Congreso, pero Rousseff propone movilizar a la sociedad por medio de un plebiscito popular.
En el segundo mandato debe también entrar en escena otra agenda postergada, la de la regulación económica de los medios de comunicación, que debe ser objeto de una consulta pública en el segundo semestre de 2015.