Por Juan Limachi
LIMA, 31 dic (Xinhua) -- Los 28 millones de peruanos reciben 2015 con diversos rituales y cábalas, los cuales se realizan a pocas horas del inicio del Año Nuevo, en busca de prosperidad, amor y fortuna.
Bajo el fragor del estallido de fuegos artificiales, vestidos amarillos y baños de florecimiento, los habitantes de las grandes ciudades de Perú expresan sus mejores deseos para el bienestar familiar, laboral y en los negocios.
La señora Edelmira Quispe dijo en entrevista a Xinhua que los primeros minutos del año nuevo son determinantes para que los 12 meses siguientes sean de felicidad, ante lo cual lleva a cabo puntualmente un baño de florecimiento con rosas, romero y otras hierbas andinas para renovar sus energías positivas.
"Todos los años en esta fecha llevo a cabo este ritual, que aprendí de mis padres, y siempre me ha dado buenos resultados porque me va bien en todos los aspectos de la vida personal y familiar", señaló Quispe en el mercado central de Lima, donde compra las hierbas y las flores.
Quispe, quien es originaria de la región surandina de Huancavelica, también ha asimilado la cultura occidental, y afirma que otro de los rituales que lleva a cabo todos los años en su mesa a la medianoche es comer 12 uvas, una por cada mes del año, con un deseo solicitado que deberá cumplirse a lo largo del nuevo año.
"Las uvas me han traído buena suerte, y de los 12 deseos que pido todos los años desde que emigré a Lima en 1990, alrededor de la mitad de éstos se cumplen", aseguró convencida del efecto de sus rituales.
Así como Quispe, la mayoría de peruanos de todas las edades llevan a cabo diversos rituales para iniciar el primer día del Año Nuevo, conforme a sus costumbres ancestrales de origen andino o las nuevas cábalas occidentales.
Incluso, los políticos peruanos patrocinan el "pago a la Pachamama" (ofrenda a la Madre Tierra), un ritual ancestral desde los tiempos de los incas que se lleva a cabo en las plazas públicas agradeciendo a la Tierra por los alimentos que provee a los seres humanos.
Ana María Cuadros, una joven madre de familia de la región de Cusco, quien vive en Lima desde hace 15 años, afirmó que lo más importante para ella y su familia es el respeto a la Madre Tierra, por lo que asiste todos los años a una fiesta costumbrista de fin de año donde se realiza este ritual milenario.
"La Tierra es un ente vivo y nosotros le damos las gracias por los frutos que nos ofrece desde sus entrañas; por esta razón, en retribución le ofrecemos un pago ofreciéndole hojas de coca, maíz, frutas, flores, caramelos y otros granos que representan nuestra gratitud", expresó.
La ofrenda a la Madre Tierra que se realiza en todas las regiones del Perú es una costumbre arraigada en todo el país, y tiene la finalidad de pedir prosperidad y fortuna.
Para los hombres del campo, esta ceremonia tiene una connotación más telúrica, y tiene como objetivo la petición de mejores cosechas en las tierras de cultivo y, también, el deseo de que ocurran menos catástrofes naturales.
En las zonas urbanas, otro de los rituales más occidentalizados para el advenimiento del Año Nuevo es el uso de prendas de vestir de color amarillo, que supuestamente atraen energía positiva y suerte a quienes las visten.
Joaquín Córdoba, un comerciante del emporio comercial Gamarra, resaltó que este año vendió más prendas de vestir íntimas femeninas debido a la gran demanda que tienen estos productos para las celebraciones de Año Nuevo.
"Las damas son las mejores clientes que tenemos en estas fechas, y compran las prendas de color amarillo, y los varones, aunque, también tienen sus preferencias por este color, sin embargo, no logran superar a su contraparte femenina", explicó.
En general, los principales almacenes y tiendas de ropa en todo el país venden grandes cantidades de vestidos y ropa de ambos sexos de color amarillo que tienen alta demanda en esta temporada festiva, agregó.
Los peruanos, que se caracterizan por ser multiétnicos y multiculturales, también han asimilado otras costumbres occidentales, como coger una maleta de viajero a la medianoche y salir fuera de sus casas para dar una vuelta alrededor del vecindario, lo cual se supone hace realidad los viajes anhelados.
Entre las familias andinas es bien arraigada la costumbre de que cestos con alimentos y frutas colocadas en las mesas al inicio del Año Nuevo simbolizan que todo el año será de abundancia de alimentos.
Los peruanos, como el resto de habitantes de otros países latinoamericanos, celebran la fiesta de llegada del Año Nuevo 2015 con grandes esperanzas de mejores días tanto en el aspecto personal, familiar como laboral, en un país que este año espera un crecimiento económico de 4 por ciento, por debajo del 5,02 por ciento de 2013.
Pese a la leve disminución del crecimiento económico, el optimismo de los peruanos sobresale en el dinamismo que reflejan los centros comerciales, los restaurantes, los cafés y las tiendas de ropa, abarrotados por miles de compradores.