BEIJING, 25 may (Xinhua) -- La cooperación entre China y América Latina está basada en la complementariedad de sus respectivos recursos y ventajas, y los fructíferos resultados obtenidos han demostrado que esas acusaciones de neocolonialismo fabricadas y promocionadas por algunos países occidentales carecen por completo de fundamento.
Pese al telón de fondo de una recuperación débil de la economía global, casi todas las economías en desarrollo, entre ellas la china y las de países latinoamericanos, se han enfrentado con los desafíos manteniendo el crecimiento económico.
Para ambas partes, la puesta en pie de un nuevo impulso económico a través de las reformas estructurales y la ampliación de la apertura supone una prioridad máxima para mejorar aún más el nivel de vida de sus pueblos.
Ante esta situación, es natural que China y América Latina se acerquen, ya que el gigante asiático dispone de elementos que la región necesita urgentemente para lograr sus propósitos económicos: una tecnología avanzada, el equipamiento necesario y una capacidad productiva suficiente, todo ello a precios razonables.
De hecho, a fin de dejar atrás las dificultades, los países de todo el mundo, tanto los ya desarrollados como los en vías de desarrollo, deberían buscar el progreso y cooperar en la economía real.
Así pues, la cooperación China-Latinoamérica en capacidad productiva está acorde con esta tendencia.
Tomemos Brasil como ejemplo. Esta economía emergente tiene una perentoria necesidad de materias primas y equipamiento para su proceso de industrialización y la construcción de infraestructuras.
En este caso, ambas partes se beneficiarán cuando las empresas chinas cooperen con sus homólogas brasileñas para abrir fábricas allí para aumentar la producción, construir infraestructuras, incrementar el empleo y actualizar la industria local.
Además, la cooperación China-América Latina en materia de capacidad productiva contribuye a la recuperación económica global.
Dado que, actualmente, la economía mundial está atravesando ajustes fundamentales, todas las economías necesitan impulsar reformas estructurales en sus países y mejorar la cooperación internacional en el exterior.
La cooperación en capacidad productiva, con la construcción de infraestructuras como punto inicial, aportará un nuevo punto de crecimiento a la economía global y al desarrollo de todas las economías.
América Latina tiene grandes necesidades de desarrollo, un hecho que hace necesaria a una mayor cooperación con el resto del mundo. Y China está contenta por ver que otras partes juegan un rol positivo en ayudar a la región a cumplir sus sueños.
Por último, y no por ello menos importante, China nunca impone ataduras políticas a sus inversiones en América Latina, que tienen por único objetivo el desarrollo común y la prosperidad.
En consecuencia, la cooperación China-América Latina está enraizada en las necesidades de desarrollo de ambas partes y es de naturaleza mutuamente benéfica. Gracias a la actual visita a la región del primer ministro chino, Li Keqiang, las dos partes están abrazando una nueva era para su interacción de beneficio mutuo.
Ya es hora, así pues, de que se detengan las calumnias.