Por Wang Haiqing

BEIJING, 17 may (Xinhua) -- A medida que se aproxima la visita a América Latina del primer ministro chino, Li Keqiang, algunas voces alarmistas occidentales han propagado de nuevo a bombo y platillo la idea infundada de que China intenta hacer una incursión en el llamado patio trasero de Estados Unidos.

Sin negar que, desde que cambiara el siglo China ha intensificado los esfuerzos para promover las relaciones con los países latinoamericanos, su objetivo es promover una cooperación en beneficio mutuo y no minar los intereses de EEUU en una región que Washington ha considerado tradicionalmente su esfera de influencia.

En 2014, el comercio bilateral entre China y América Latina alcanzó 263.600 millones de dólares, 20 veces más que en 2000. Las inversiones chinas en la región también subieron a más de 80.000 millones de dólares el año pasado, según estadísticas del Ministerio de Comercio chino.

Ambas partes son optimistas sobre el futuro de su cooperación económica, y han establecido como meta incrementar su comercio anual a 500.000 millones de dólares en una década.

Además se han comprometido a hacer esfuezos conjuntos no sólo por impulsar su volumen comercial, sino también por facilitar un desarrollo equilibrado y de beneficio mutuo.

La próxima visita de Li, que lo llevará a Brasil, Colombia, Perú y Chile, es otro ejemplo de la sinceridad de Beijing a la hora de estrechar la cooperación con los países latinoamericanos, y no en vano la visita llega menos de un año después de la que efectuara el presidente chino, Xi Jinping, a la región.

Los cuatro países que Li visitará ocupan en total el 57 por ciento del comercio de China con América Latina y está previsto que, durante el periplo, ambas partes exploren el potencial en cooperación industrial, infraestructuras y tecnología, además de firmar tratados en terrenos tradicionales como minería, energía y agricultura.

Como muchos han observado, las materias primas mineras y agrícolas son los principales artículos que China importa de América Latina.

El auge del comercio entre China y América Latina es un resultado de la complementaridad económica entre ambas partes, y las mentes razonables no se dejarán engañar por la afirmación sensacionalista de que China está saqueando los recursos de la región como hicieran en el pasado las potencias coloniales.

En un esfuerzo por poner totalmente en juego sus ventajas económicas complementarias, China y América Latina continuarán diversificando su comercio y ampliando su cooperación.

De hecho, la colaboración en capacidad industrial, del metro de Río para los Juegos Olímpicos al programa de transmisión eléctrica de ultra alto voltaje, de las estaciones hidroeléctricas a las vías ferroviarias a lo largo del Pacífico y el Atlántico, se ha convertido en un nuevo punto de desarrollo de la cooperación bilateral.

Los productos e inversiones de China están mejorando la vida diaria en muchos países latinoamericanos. Las infraestructuras construidas por las compañías chinas también han hecho que la región sea más atractiva para los inversores extranjeros.

Desafortunadamente, la aspiración común de China y América Latina de expandir y potenciar su cooperación ha despertado las sospechas de un puñado de partidarios de la teoría de la conspiración.

Aunque aún desempeña un papel importante en América Latina como en muchas otras partes del mundo, Estados Unidos ha visto palidecer cada día su influencia en la región, algo que no es más que el resultado natural de la lucha continua de los países latinoamericanos por unas políticas de desarrollo independiente.

Sin la debida consideración a esta realidad y al hecho de que la cooperación más estrecha entre China y América Latina es una oportunidad no solo para ellas, es simplemente absurdo acusar a China de ser el principal responsable del declive de la influencia de EEUU en la región.