COMENTARIO: Las distracciones no deben estropear la cooperación China-EEUU

Actualizado 2015-05-16 13:53:02 | Spanish. xinhuanet. com

Por Deng Yushan

BEIJING, 16 may (Xinhua) -- Al leer los reportajes de los medios occidentales sobre la visita a China del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se obtiene la impresión de que llega buscando pelea con Beijing sobre el Mar Meridional de China.

Esta cobertura incendiaria pone al descubierto la obsesión por la polémica de algunos artífices de la opinión pública, al tiempo que parece encubrir una trama para forzar a Kerry a que plantee un asunto que nunca debería inquietar los lazos entre China y EEUU y endurezca su posición en detrimento de la salud de las interacciones transpacífícas.

Cualquier político responsable estadounidense (en particular Kerry, máximo diplomático de su país) debería abstenerse de caer en trampas como ésta por varias buenas razones.

Para comenzar, EEUU no es parte de las disputas del Mar Meridional de China, que involucran a China y otros demandantes. Son ellos quienes deben tratar el asunto y se han comprometido a resolverlo de manera pacífica.

Por otro lado, la mejora de las infraestructuras emprendida por China en las Islas Nansha, promovida con vehemencia en los últimos tiempos, está totalmente dentro de su soberanía y permite a Beijing cumplir con sus obligaciones internacionales, por ejemplo en cuanto al rescate marítimo, en unas aguas muy transitadas.

Además, a pesar de la incesante propagación del cliché de la "amenaza china", la libertad de navegación en ese mar, que EEUU ha citado frecuentemente como una de sus principales preocupaciones, nunca ha sido un problema. China y las naciones del Sudeste Asiático han prometido proteger su tranquilidad de forma conjunta.

Por lo tanto, Washington no tienen ningún fundamento válido para acusar a China de nada en esas aguas sino que, al contrario, debería mirarse en el espejo y cambiar su comportamiento contraproducente respecto a este complicado problema.

La inadecuadamente explicada estrategia de Washington de "pivotar hacia Asia" ha instigado a Filipinas a agitar el Mar Meridional de China y suscitar tensiones regionales; y su exagerada preocupación por la libertad de navegación suena como un pretexto para mantener su presencia hegemónica en la región.

Además, su crítica estridente sobre las obras chinas en Nansha revela un grave doble rasero pues EEUU ha solido cerrar los ojos a las argucias de "inventar soberanía" en las islas soberanas chinas por parte de algunos de los implicados, algo de lo que, sin embargo, el diplomático estadounidense Daniel Russel ha acusado últimamente a China.

Por lo tanto, en vez de adherirse a una polémica intensamente exagerada y a una hipocresía apenas velada, se espera que Kerry vea la realidad y se centre en la auténtica prioridad entre los dos gigantes mundiales, que no es otra que cultivar un nuevo tipo de relación entre naciones principales sobre la base del respeto y la cooperación en beneficio mutuo.

Entre sus tareas inmediatas, Kerry debe trabajar con la parte china para preparar el próximo Diálogo Estratégico y Económico China-EEUU en junio y la visita de Estado del presidente chino, Xi Jinping, a Estados Unidos en septiembre.

Asimismo, los dos pesos pesados tienen otros muchos temas de importancia bilateral y global que tratar, como las negociaciones del tratado de inversión bilateral, el crecimiento económico mundial, el problema nuclear iraní, y la protección de la historia contra las falsificaciones.

Como signo del ímpetu diplomático entre el país desarrollado más grande y el mayor en vías de desarrollo del mundo, sobre un tercio de los miembros del gabinete norteamericano han visitado China desde febrero.

Kerry, por su parte, no tiene razón alguna para entorpecer la saludable agenda entre Beijing y Washington.

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