BEIJING, 11 mar (Xinhua) -- La referencia a las iniciativas de "la Franja y la Ruta" como la versión china del Plan Marshall revela la ignorancia e incluso las intenciones ocultas de algunas personas.

Las iniciativas de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI difieren en muchos sentidos del Plan Marshall de Estados Unidos, que cualquier historiador o analista político serio consideraría descabellada tal analogía.

En primer lugar, las diferencias respecto a sus motivos son notables. A diferencia del políticamente motivado Plan Marshall que contribuyó parcialmente a dar forma a la Guerra Fría, las iniciativas chinas no son una agenda política para intensificar ninguna confrontación.

Estas dos iniciativas chinas están impulsadas por la comprensión de China de que muchos países en vías de desarrollo ansían un desarrollo sin ataduras políticas impuestas por Occidente, y la creencia de que ayudar a estos países puede también beneficiar a China.

China no intenta aprovechar las iniciativas para formar una alianza contra cierto país o grupo de países, ni establecer una supremacía en Asia y otras regiones.

Las aspiraciones de China son impulsar el desarrollo común en lugar de intensificar los sentimientos antagónicos. Como expresara el presidente chino, Xi Jinping, las iniciativas son "una plataforma enorme e inclusiva que se centra en combinar la economía china de rápido crecimiento con los beneficios de todas las partes involucradas".

Mientras que el Plan Marshall excluyó a los países comunistas e intensificó la confrontación entre la Unión Soviética y Occidente, las iniciativas chinas de "la Franja y la Ruta" están abiertas para todos los países que desean la paz y el desarrollo, sin imponer ninguna condición adicional.

Además, estas iniciativas serán aplicadas por todos los países involucrados y beneficiarán a todas las partes mediante la cooperación y las consultas.

El Plan Marshall resultó crucial para que los países de Europa Occidental pudieran renacer de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, y también ayudó a Washington a establecer el Sistema de Bretton Woods, centrado en el dólar estadounidense, que garantizó el dominio absoluto de la moneda de EEUU.

Sin embargo, eso no es lo que China desea. Como siempre, China aboga por la multipolarización y las conversaciones basadas en la igualdad sobre todos los asuntos internacionales.

Como declaró el pasado domingo el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, las iniciativas de "la Franja y la Ruta" no son un solo, sino una sinfonía de todas las partes concernientes.

Al impulsar estas iniciativas, China actuará según los principios de consultas amplias, contribuciones conjuntas y beneficios compartidos. Además, Beijing se comprometió a realizar consultas en pie de igualdad y respetar la elección de otros países.

Pese a realizar una importante inversión en las iniciativas y fundar instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Fondo de la Ruta de la Seda, China jamás intentará imponer su voluntad sobre otros países.

Por el contrario, será consciente de las necesidades de las otras partes, garantizará la transparencia y la apertura, alineará estas iniciativas con las estrategias de desarrollo de las otras partes y alimentará la sinergia con los mecanismos de cooperación regionales existentes.

En tercer lugar, mientras que el Plan Marshall fue de cierta manera un proyecto de contingencia con una duración de unos cuatro años, las iniciativas chinas de "la Franja y la Ruta" tienen un diseño a largo plazo con el objetivo de promover una comunidad internacional mucho más integrada y mejor comunicada que prospere económica y culturalmente.

China entiende que al abogar por iniciativas de esta envergadura afrontará dificultades y tropiezos. Aun así, considera que los potenciales beneficios para todas las partes involucradas merecen la pena. Por ello, su compromiso con las iniciativas de "la Franja y la Ruta" es sincero, y su paciencia inquebrantable.