Por Wang Haiqing
BEIJING, 2 mar (Xinhua) -- El Congreso de Estados Unidos tendrá pronto a un invitado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que se espera que intente convencer a los legisladores de que un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear podría amenazar la misma existencia del Estado judío.
A pesar de la presión inminente, los responsables políticos de Washington deben tener una idea clara de los peligros potenciales de dar marcha atrás en los prometedores esfuerzos actuales para alcanzar un acuerdo integral sobre el asunto nuclear iraní, antes de la fecha límite del 31 de marzo.
Las negociaciones han estado activas y apagadas en los últimos años, desde que Irán aceptó en 2013 acudir a la mesa de negociaciones con el grupo P5+1, formado por Gran Bretaña, China, Francia, Rusia y Estados Unidos, más Alemania.
El extenso proceso ha sido una experiencia realmente agotadora, no solo para los negociadores, sino también para el mundo entero, dada la relevancia geopolítica de Irán a nivel global.
El poco frecuente optimismo mostrado recientemente por diplomáticos que están tomando parte de las conversaciones, aunque revestido de precaución, hace a uno sentir que las prolongadas negociaciones podrían finalmente deparar algunos resultados tangibles.
Con una nueva ronda de conversaciones en Suiza pendiente, se espera ampliamente que el P5+1 pueda alcanzar un acuerdo con Irán para evitar que este desarrolle una bomba nuclear, a cambio de aliviar las sanciones contra el país asiático.
El impulso no llega de manera sencilla y podría resistir con dificultad a perturbaciones como la que supondría un anuncio por sorpresa de Washington de imponer más sanciones sobre Teherán.
La administración de Obama no necesita ningún recordatorio exterior para saber que cualquier medida en esta etapa para "postrar" a Irán causarán, sin duda, estragos en el ambiente positivo que se logró tras años de fracaso sobre el asunto.
Aunque sea imposible para Washington aislarse de los grupos de presión proisraelíes esta vez, los responsables políticos estadounidenses deben tener en cuenta que, desviándose de los presentes esfuerzos sobre Irán, pueden malgastar una oportunidad conseguida con dificultad por la comunidad internacional para acercarse hacia una solución del asunto nuclear iraní, para los próximos años, o incluso para siempre.
Aquellas mentes preocupadas en Israel deben ser conscientes de que las negociaciones del P5+1 han sido realizadas con muchos esfuerzos durante los pasados años para evitar el escenario de un Irán con armas nucleares y, sin duda, se adherirán a este objetivo en el próximo intercambio de opiniones con Teherán.