Por Huang Yinjiazi
BEIJING, 21 ene (Xinhua) -- Es comprensible que los últimos datos económicos de China hayan provocado nervios en los mercados globales.
La ralentización llega en un momento vulnerable para la economía mundial, con la eurozona todavía en riesgo de otra recesión, con los inversores retirándose de los fondos de mercados emergentes, y con la incapacidad de las políticas económicas del primer ministro japonés, Shinzo Abe, de sacar a Japón del fango.
Los legisladores e inversores no están preparados para la realidad que supone que, después de más de tres décadas de rápido crecimiento, la segunda economía más grande del mundo ha realizado una transición hasta una "nueva normalidad" de crecimiento más lento.
El mercado, obnubilado por la velocidad y las cifras, parece haber pasado por alto la realidad que supone que la economía china se encuentra más sana bajo la "nueva normalidad" con sus tendencias positivas de crecimiento estable, una estructura optimizada, calidad mejorada y un bienestar social mejor.
Los acontecimientos podrían traer incluso mayores beneficios al mundo que el milagroso crecimiento de doble dígito.
El premier chino, Li Keqiang, expondrá los detalles de la "nueva normalidad" de la economía china en la reunión anual del Foro Económico Mundial, que se celebra en Davos del 21 al 24 de enero.
El mensaje transmitirá que la economía china, que está cambiando su enfoque a través de complejas reformas desde el antiguo modelo basado en contaminantes industrias pesadas y manufactura, a un modelo basado en el consumo, seguirá funcionando como un ancla vital para la economía mundial.
Las exportaciones de los socios comerciales de China provenientes de Asia, Africa, Europa y América se beneficiarán de un mercado chino ampliado, ya que Beijing trata de liberarse de su dependencia de la inversión alimentada por créditos y del gasto público, para conseguir un modelo de crecimiento impulsado por el consumo doméstico y las industrias de servicios.
Además, Beijing tiene como objetivo crear un mercado de capital abierto a través de impulsar una amplia gama de reformas financieras con el fin de facilitar más inversiones extranjeras y alentar a inversores chinos a invertir en el extranjero. Una asignación transparente y eficiente de capital chino tendrá un efecto positivo en el mercado global.
No obstante, los resultados de las reformas chinas no van aparecer de la noche a la mañana. El mundo tiene que ser paciente para ver cómo se van acumulando los beneficios mediante el proceso de continuas reformas y apertura.
Beijing no postergará de ninguna manera sus reformas a pesar del crecimiento débil e incierto del mundo, ya que una ralentización controlada del crecimiento no es un gran peligro, pero la falta de reformas podría ser fatal para el desarrollo a largo plazo.
Es aconsejable que otras economías, en especial las desarrolladas, aunque comprendan el panorama general de la realidad económica y política de China, pongan en orden sus propias economías mediante las reformas financieras y estructurales necesarias, en vez de buscar una cabeza de turco, y hablar con pesimismo del futuro económico de China. Fin