RIO DE JANEIRO, 24 nov (Xinhua) -- La "nación rojinegra", como se denomina la afición del club brasileño de fútbol Flamengo, promovió hoy un multitudinario recibimiento al equipo a su llegada a Río de Janeiro, tras conquistar el sábado el título de la Copa Libertadores.
El Flamengo venció el sábado 2-1 al equipo argentino River Plate, en partido único disputado en la ciudad peruana de Lima, para coronarse campeón de la copa de clubes más importante de Sudamérica.
Desde las primeras horas de este domingo, miles de seguidores del "Mengao" (Flamengo) tiñeron de "rojinegro" una de las principales avenidas del centro Río de Janeiro.
La Policía Militarizada (PM) fue la encargada de montar en el lugar el escenario adecuado para que los jugadores pudieran tener contacto con sus seguidores de manera organizada y segura, para evitar tumultos en el área del aeropuerto internacional del Galeao.
La delegación del equipo ganador llegó a Río a las 11:00 hora local (14:00 GMT), para trasladarse luego en un autobús escoltado por motocicletas y patrullas de la policía, con destino a la plaza de la Candelaria.
En el sitio los jugadores subieron a un "trió eléctrico", como son llamados unos enormes camiones de sonido usados en la temporada de Carnaval.
El desfile se prolongó por cerca de cuatro horas debido a la dificultad de atravesar la avenida, convertida en un río humano.
El evento fue comandado por el jugador Gabriel Barbosa "Gabigol", responsable de la remontada que dio al Flamengo su segunda Copa Libertadores, tras 38 años de ayuno.
Inicialmente fue un desfile en paz que llegó hasta el Monumento de Zumbí dos Palmares, donde se habilitó una zona cerrada con vallas y solo se permitió el paso del "trió eléctrico".
Los aficionados trataron de rebasar la barrera y la policía trató de evitarlo, lo que desató un conato de enfrentamiento, en que los seguidores arrojaron piedras y los elementos del orden bombas de gas para dispersar a la multitud.
La celebración empezó en todo Brasil desde el sábado, tras el final del partido, en particular en el icónico estadio de Maracaná en Río de Janeiro, que recibió a unas 50.000 personas para seguir el partido en pantallas gigantes, festejo que continuó por la noche y la madrugada.