ESPECIAL: Los cubanos celebran el fin de año entre tradiciones y rituales

Spanish.xinhuanet.com   2019-01-01 06:25:52

Por Noemí Galbán

LA HABANA, 31 dic (Xinhua) -- Sólo restan unas horas para que 2018 sea historia y con el adiós a estos últimos 365 días, los momentos más relevantes ocurridos en el año a punto de culminar.

Eventos políticos, culturales, deportivos, sociales y económicos han impactado la vida cotidiana de los cubanos, quienes este lunes despedirán 2018 con el optimismo y la algarabía que les caracteriza.

Esta es la época del año en que usualmente cada quien desde el punto de vista individual, familiar, laboral y colectivo se traza nuevas metas, y espera con optimismo las 12 de la noche para marcar así el inicio de nuevas oportunidades.

"Todos los 31 de diciembre son una fiesta en cada hogar. Es una celebración muy especial donde se reúne toda la familia, incluidos los que viven en otras partes y vienen para compartir juntos un momento donde la sonrisa reina y los sueños se echan a volar", dijo Ana Elia Rosales.

La maestra de primaria residente en el barrio capitalino de Playa explicó a Xinhua que este día todos los sinsabores quedan atrás y se festeja a pesar de las dificultades, según las posibilidades de cada cubano, en que el denominador común siempre es la alegría.

"Algo que nunca nos va a faltar es el entusiasmo para perseguir el objetivo de tener buena salud, prosperidad y buena suerte en el siguiente año, que es a lo que todos aspiramos", destacó Rosales.

Otro ingrediente imprescindible son los rituales que por cientos de años se han tejido alrededor de la llamada Noche Vieja y la llegada del Año Nuevo en cada nación.

Todos estos rituales se relacionan con la aspiración de las personas de atraer la felicidad para lograr el anhelado bienestar.

Cuba, caracterizada por su sincretismo étnico, cultural y religioso, no escapa de esas longevas tradiciones que alimentan el alma y reflejan la amalgama de sabores y rituales europeos, africanos, anglosajones, caribeños y asiáticos, todos mezclados, que han dado vida a las más diversas ceremonias.

Cada región de la isla tiene sus particularidades, pero lo que resulta casi invariable es la música y el menú criollo de la cena de fin de año, el momento más importante del día que reúne a la familia para compartir.

Las mesas se preparan para la ocasión con las mejores galas, en que el cerdo asado es el anfitrión de la comida, adobado especialmente con el "mojo" de la casa, preparado a base de naranja agria o limón, aceite y ajo.

A este manjar le acompañan el delicioso arroz "moros y cristianos" (arroz con frijoles), la yuca hervida, la ensalada mixta de lechuga, tomate, col y cebolla, y los plátanos fritos maduros o verdes en versión de "mariquitas" o "tostones".

La cena suele terminar con los típicos postres cubanos como buñuelos bañados en almíbar, flan o natilla casera, además de los turrones navideños, herencia española que junto a otras tantas se han rescatado en los últimos años.

Como el Año Nuevo coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, la fecha toma una connotación especial, por lo que hay fiestas populares a lo largo y ancho de la mayor de las Antillas, en que acuden miles de personas.

Otras personas, sin embargo, prefieren esperar la medianoche frente al televisor porque la televisión transmite una programación variada y justo a esa hora se realiza un balance de lo logrado por el país.

Al mismo tiempo, se lanzan desde diferentes puntos de la isla 21 salvas o fuegos artificiales para celebrar la llegada del 1 de enero.

Es el momento en el que todos los seres queridos se abrazan y besan, los vecinos se saludan, felicitan y trasmiten buenos deseos para de inmediato dar comienzo a las diferentes prácticas rituales.

Una de las más generalizadas es arrojar a la calle una cubeta con agua desde puertas, balcones y terrazas de las casas en señal de limpieza y renovación.

Esta práctica simboliza que todo lo malo se va en el contenido de ese balde y se reserva lo mejor para el año que recién comienza.

"Lo que siempre hago es salir a dar una vuelta con una maleta para que los viajes, la aventura, las buenas vibras y la fortuna nunca falten. Es una costumbre que aprendí de mis abuelos y aseguro que funciona", comentó jocoso Arístides Alayo.

De acuerdo con el trabajador cubano, esa práctica tiene décadas como parte de las celebraciones navideñas de su familia y ahora las transmite a sus hijos, ya que más allá de los resultados obtenidos, lo realmente importante es mantener vivas las tradiciones y la ilusión.

En los pueblos rurales, sobre todo en el centro de la isla, se realiza la "quema del Año Viejo", personificado con un muñeco alegórico confeccionado de paja y trapo.

Es un ritual que simboliza purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del período que termina, así como de transición, pues también celebra la llegada del Año Nuevo.

En las familias cuyos miembros son más aficionados a la literatura y las artes en general, es muy común que cada integrante escriba en una hoja durante el día los deseos, sueños, objetivos y nuevas metas que desea cumplir, las cuales se comparten entre todos a la medianoche.

En otro papel, se hace a su vez un balance de lo desagradable ocurrido a cada quien en el transcurso del año que se va y luego se le quema para evitar con ello que se repita.

En los últimos años han retornado a los hogares cubanos costumbres decembrinas no tan autóctonas, pero igualmente bien recibidas, como comer 12 uvas a la medianoche, una por cada mes del año y con un deseo diferente, y vestir ropa interior roja o amarilla.

Sin importar la región de donde se provenga o el motivo de la llegada, los cubanos festejan el fin de año de maneras muy diversas, con la auténtica familiaridad que los define como pueblo y con los mismos deseos de bienestar, prosperidad y armonía al que aspiran todos.

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ESPECIAL: Los cubanos celebran el fin de año entre tradiciones y rituales

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Por Noemí Galbán

LA HABANA, 31 dic (Xinhua) -- Sólo restan unas horas para que 2018 sea historia y con el adiós a estos últimos 365 días, los momentos más relevantes ocurridos en el año a punto de culminar.

Eventos políticos, culturales, deportivos, sociales y económicos han impactado la vida cotidiana de los cubanos, quienes este lunes despedirán 2018 con el optimismo y la algarabía que les caracteriza.

Esta es la época del año en que usualmente cada quien desde el punto de vista individual, familiar, laboral y colectivo se traza nuevas metas, y espera con optimismo las 12 de la noche para marcar así el inicio de nuevas oportunidades.

"Todos los 31 de diciembre son una fiesta en cada hogar. Es una celebración muy especial donde se reúne toda la familia, incluidos los que viven en otras partes y vienen para compartir juntos un momento donde la sonrisa reina y los sueños se echan a volar", dijo Ana Elia Rosales.

La maestra de primaria residente en el barrio capitalino de Playa explicó a Xinhua que este día todos los sinsabores quedan atrás y se festeja a pesar de las dificultades, según las posibilidades de cada cubano, en que el denominador común siempre es la alegría.

"Algo que nunca nos va a faltar es el entusiasmo para perseguir el objetivo de tener buena salud, prosperidad y buena suerte en el siguiente año, que es a lo que todos aspiramos", destacó Rosales.

Otro ingrediente imprescindible son los rituales que por cientos de años se han tejido alrededor de la llamada Noche Vieja y la llegada del Año Nuevo en cada nación.

Todos estos rituales se relacionan con la aspiración de las personas de atraer la felicidad para lograr el anhelado bienestar.

Cuba, caracterizada por su sincretismo étnico, cultural y religioso, no escapa de esas longevas tradiciones que alimentan el alma y reflejan la amalgama de sabores y rituales europeos, africanos, anglosajones, caribeños y asiáticos, todos mezclados, que han dado vida a las más diversas ceremonias.

Cada región de la isla tiene sus particularidades, pero lo que resulta casi invariable es la música y el menú criollo de la cena de fin de año, el momento más importante del día que reúne a la familia para compartir.

Las mesas se preparan para la ocasión con las mejores galas, en que el cerdo asado es el anfitrión de la comida, adobado especialmente con el "mojo" de la casa, preparado a base de naranja agria o limón, aceite y ajo.

A este manjar le acompañan el delicioso arroz "moros y cristianos" (arroz con frijoles), la yuca hervida, la ensalada mixta de lechuga, tomate, col y cebolla, y los plátanos fritos maduros o verdes en versión de "mariquitas" o "tostones".

La cena suele terminar con los típicos postres cubanos como buñuelos bañados en almíbar, flan o natilla casera, además de los turrones navideños, herencia española que junto a otras tantas se han rescatado en los últimos años.

Como el Año Nuevo coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, la fecha toma una connotación especial, por lo que hay fiestas populares a lo largo y ancho de la mayor de las Antillas, en que acuden miles de personas.

Otras personas, sin embargo, prefieren esperar la medianoche frente al televisor porque la televisión transmite una programación variada y justo a esa hora se realiza un balance de lo logrado por el país.

Al mismo tiempo, se lanzan desde diferentes puntos de la isla 21 salvas o fuegos artificiales para celebrar la llegada del 1 de enero.

Es el momento en el que todos los seres queridos se abrazan y besan, los vecinos se saludan, felicitan y trasmiten buenos deseos para de inmediato dar comienzo a las diferentes prácticas rituales.

Una de las más generalizadas es arrojar a la calle una cubeta con agua desde puertas, balcones y terrazas de las casas en señal de limpieza y renovación.

Esta práctica simboliza que todo lo malo se va en el contenido de ese balde y se reserva lo mejor para el año que recién comienza.

"Lo que siempre hago es salir a dar una vuelta con una maleta para que los viajes, la aventura, las buenas vibras y la fortuna nunca falten. Es una costumbre que aprendí de mis abuelos y aseguro que funciona", comentó jocoso Arístides Alayo.

De acuerdo con el trabajador cubano, esa práctica tiene décadas como parte de las celebraciones navideñas de su familia y ahora las transmite a sus hijos, ya que más allá de los resultados obtenidos, lo realmente importante es mantener vivas las tradiciones y la ilusión.

En los pueblos rurales, sobre todo en el centro de la isla, se realiza la "quema del Año Viejo", personificado con un muñeco alegórico confeccionado de paja y trapo.

Es un ritual que simboliza purificación para alejar la mala suerte o las energías negativas del período que termina, así como de transición, pues también celebra la llegada del Año Nuevo.

En las familias cuyos miembros son más aficionados a la literatura y las artes en general, es muy común que cada integrante escriba en una hoja durante el día los deseos, sueños, objetivos y nuevas metas que desea cumplir, las cuales se comparten entre todos a la medianoche.

En otro papel, se hace a su vez un balance de lo desagradable ocurrido a cada quien en el transcurso del año que se va y luego se le quema para evitar con ello que se repita.

En los últimos años han retornado a los hogares cubanos costumbres decembrinas no tan autóctonas, pero igualmente bien recibidas, como comer 12 uvas a la medianoche, una por cada mes del año y con un deseo diferente, y vestir ropa interior roja o amarilla.

Sin importar la región de donde se provenga o el motivo de la llegada, los cubanos festejan el fin de año de maneras muy diversas, con la auténtica familiaridad que los define como pueblo y con los mismos deseos de bienestar, prosperidad y armonía al que aspiran todos.

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