Mi nombre es Gyatso. Hoy es mi primer vuelo después de conseguir la licencia de piloto. Mi mayor deseo es traer a mis padres y llevarlos al cielo para que vean el Palacio Potala desde arriba.
Cuando era niño, hubo una ruta de helicóptero militar que pasaba por mi aldea. Cada vez que veía el aeronave volando por encima soñaba con manejar por mis propias manos el aparato para apreciar la belleza de mi tierra natal. Busqué vía interner cuando en la secundaria.
Gastos de preparación para ser un piloto que son más de un millón de yuanes. Lo que implica un número astronómico para mi familia. No había esperado que cuando estaba por graduarme de la universidad e iba a tomar el examen para ser funcionario público. De repente se me presentó una oportunidad.
A finales de 2016, el gobierno municipal de Lhasa y la Aviación General de Johor invirtieron conjuntamente para seleccionar a pilotos entre las 600 familias pobres locales. Gyatso sometió la solicitud sin decir nada a sus padres.
Al principio, no me atreví a decirlo a mis padres. Hasta después de pasar la entrevista, mi madre no estaba conforme, por que le parecía una profesión peligrosa. Pero les expliqué: Si voy a serlo, me arrepentiré tal vez por un año, para máximo. Si no fuera, me arrepentiría por el resto de mi vida.
Para obtener la licencia, los estudiantes tibetanos tenemos que pasar el examen del mandarín del nivel 4. Y luego pasar los de la teoría básica de la licencia privada y comercial. Seguidos por dos pruebas de operación práctica. Eran temas que nunca había tocado y tuve que aprenderlo todo desde cero.
Hubo una vez cuando volé al Lago del Gallo Dorado. Mi maestro estaba ajustando el GPS, y yo estaba viendo una noria sin mirar la parte delantera de golpe una cometa se nos acercó. Cuando me apresuré a llamar al maestro, tuve menos de un segundo para tomar reacción. De hecho, estaba muy cerca de nosotros. Hice un desvío de emergencia a la izuiqerda. La consecuencia más seria podría haber sido una catástrofe mortal. Lo que me dejó muy angustiado. Y me preocupaba si la situación de este tipo se repetiera. Desde entonces, he seguido las especificaciones de vuelo de manera estricta.
Nunca me había imaginado que un joven tibetano iba a hacer realidad su sueño de volar. Y en el futuro, más sueños se harán realidad desde allí.