ESPECIAL: Río de Janeiro, un año después de los Juegos Olímpicos

Actualizado 2017-08-06 12:56:36 | Spanish. xinhuanet. com

Cuando la ciudad de Río de Janeiro fue elegida como la sede olímpica en 2009 hubo una gran celebración entre los cariocas. La ciudad, también de la final del Mundial de Fútbol de 2014, se convertiría también, dos años después, en el 'centro del mundo' durante los días de la realización de los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.

(Xinhua/Li Ming)

RIO DE JANEIRO, 5 ago (Xinhua) -- Cuando la ciudad de Río de Janeiro fue elegida como la sede olímpica en 2009 hubo una gran celebración entre los cariocas. La ciudad, también de la final del Mundial de Fútbol de 2014, se convertiría también, dos años después, en el "centro del mundo" durante los días de la realización de los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.

Aunque no todos aplaudieron la candidatura, a raíz de los altos costos necesarios para la organización de un evento como este, Brasil vivía el auge de un momento positivo en la economía y parecía que el cielo era el límite.

Las cosas no salieron como se esperaba en los años siguientes y una grave crisis económica hundía al país en la medida que se acercaban los Juegos. La situación de bancarrota anunciada por las autoridades del estado de Río de Janeiro, prácticamente a tres semanas de la inauguración del evento, no impidieron que Río 2016 fuera un éxito.

En la ceremonia de clausura de los Juegos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dijo que encontró "un Río de Janeiro antes y otro mucho mejor después de los Juegos Olímpicos".

A su vez, el presidente del Comité Organizador local, Carlos Arthur Nuzman, así como el entonces alcalde de Río, Eduardo Paes, reiteraron en varias ocasiones que Río sería la nueva Barcelona, en alusión a la transformación que vivió esa ciudad en ocasión de los juegos de 1992.

Hubo grandes mejorías, principalmente en el sistema de transporte urbano. Los Juegos dejaron una extensión del Metro, un servicio de autobuses con carriles especiales, renovación de parte de la infraestructura de los trenes hacia los suburbios, en especial en los ramales cercanos a los sitios de competición en la región de Deodoro, en la zona norte de la ciudad.

El centro de la ciudad ganó varias líneas del Vehículo Ligero Sobre Carriles (VLT) que ayudaron a reducir el flujo de automóviles y autobuses en el centro de Río, que congrega edificios e iglesias históricas, además de la obra Porto Maravilha, la modernización de la degradada zona portuaria de Río de Janeiro, que incluyó la construcción del fabuloso "Museu do Amanha".

La puerta de entrada para gran parte de los miles turistas esperados para los JJOO, el aeropuerto internacional Tom Jobim, inauguró un nuevo espacio con 100 mil metros cuadrados que cuenta con 26 nuevos puentes de embarque, tres de ellos con especificaciones técnicas para recibir a los mayores aviones del mundo, además de nuevas tiendas y restaurantes.

No obstante, debido a la crisis financiera del estado de Río de Janeiro, algunas promesas no fueron cumplidas, en especial las que se refieren a la mejora del medio ambiente.

Durante la candidatura de Río de Janeiro para organizar los juegos se prometió completar la limpieza de la contaminada Bahía de Guanabara. En medio del desarrollo de las competiciones se tomaron medidas especiales para evitar que la basura que flotaba en las aguas, compuesta desde sillones hasta a animales muertos, se estrellase contra las embarcaciones en las pruebas de vela. Pero, después de los Juegos, el estado de Río de Janeiro suspendió los trabajos de limpieza.

En cuanto a las instalaciones deportivas, la gran mayoría construida para albergar a los Juegos, a un costo de 7.230 millones de reales (2.300 millones de dólares), siguen prácticamente cerradas.

En Deodoro, el Parque Radical, segundo complejo de instalaciones olímpicas más grande y el cual prometieron que se convertiría después de los Juegos en un gran área de ocio para el empobrecido norte de la ciudad, además de una opción para entrenamientos de atletas de la canotaje slalom y del ciclismo BMX, está cerrado desde diciembre, pese a los altos costos de mantenimiento.

Los modernos pabellones en el Parque Olímpico de Barra da Tijuca, considerado el "Corazón de los Juegos", permanecen cerrados la mayor parte del tiempo a falta de un modelo claro de gestión.

Concluidos los Juegos, la alcaldía planeaba entregar la zona a una concesionaria privada. Ninguna empresa mostró interés y, ante la crisis económica que afecta al municipio, el Ministerio de Deportes tuvo que hacerse con el control de las Arenas Carioca 1 y 2, del Velódromo y del Centro de Tenis.

Asimismo, la Villa de los Atletas, donde se hospedaron los cerca de 10.000 deportistas durante los Juegos, sigue prácticamente vacía, ya que hay pocos interesados en comprar uno de los 3.600 departamentos y los hoteles de la Barra da Tijuca, algunos construidos especialmente para Río 2016 también reciben pocos hospedes, según informaciones de los medios locales.

La buena noticia en el Parque Olímpico es que fue abierto al público desde enero de este año todos los fines de semanas como un lugar de ocio. En este septiembre se celebrará el festival de música rock más famoso de América Latina, Rock in Río, y ya se pueden ver en el parque el montaje del escenario para los conciertos.

Los retrasos en la utilización de los legados olímpicos son naturales, afirmó a Xinhua Mario Andrada, director de comunicación del Comité Organizador de Rio-2016. Según el ejecutivo, ocurrió lo mismo en otras ciudades sedes. "En Londres hubo instalaciones que se mantuvieron cerradas por dos años", destacó.

"Logramos hacer los Juegos, muy baratos, no hubo epidemia de zika y ningún atleta se enfermó por las aguas contaminadas de la Bahía de Guanabara, donde se celebraron las competiciones acuáticas", recuerda Andrada, al citar los riesgos apuntados por aquellos que no creían en el éxito de los Juegos.

"Conseguimos hacer unos grandes Juegos Olímpicos pese a la crisis económica. La herencia no está comprometida, solo va a hacer falta más tiempo" para materializar los proyectos, agregó el directivo, para quien "los juegos fueron un suceso porque en aquel momento la Ciudad Maravillosa se convirtió en un oasis de orgullo y autoconfianza".

Sin embargo, pasado un año el "oasis' está cercado por una ola de criminalidad que ha destruido algo que los habitantes de la ciudad más emblemática de Brasil echan de menos: la sensación de seguridad en las calles, garantizada durante los Juegos por la presencia masiva de la policía.

Datos divulgados esta semana por el Instituto de Seguridad Pública (ISP), brazo estadístico de la Secretaría de Seguridad Pública, señalan que el primer semestre del año registró 3.547 casos de muertes violentas, el mayor número desde 2009 (con 3.893 casos) y un 15 por ciento más que igual período del año anterior.

En lo que va de este año 92 policías murieron asesinados en Río de Janeiro y se registraron más de 3.200 tiroteos, con varias víctimas, incluso niños, por "balas perdidas".

La situación actual ha llevado al gobierno federal a atender la solicitud de las autoridades de Río de Janeiro para hacer un despliegue de 10.000 soldados de las Fuerzas Armadas y policiales de la Fuerza Nacional para ayudar en la seguridad local, en una repetición del ocurrido en la época de Río 2016.

Las tropas empezaron a llegar hace una semana y en la mañana de este sábado 5 de agosto, fecha en que se celebró la apertura hace un año de los Juegos Olímpicos de Río 2016, se realizó una gran operación de combate al robo de cargamentos y de represión al narcotráfico en favelas de Río de Janeiro, con el empleo de 5.000 agentes, 79 vehículos blindados y ocho helicópteros.

Según se informó, la operación marca el inicio de la segunda fase del Plan Nacional de Seguridad en el territorio de Río de Janeiro.

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ESPECIAL: Río de Janeiro, un año después de los Juegos Olímpicos

Spanish.xinhuanet.com 2017-08-06 12:56:36

Cuando la ciudad de Río de Janeiro fue elegida como la sede olímpica en 2009 hubo una gran celebración entre los cariocas. La ciudad, también de la final del Mundial de Fútbol de 2014, se convertiría también, dos años después, en el 'centro del mundo' durante los días de la realización de los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.

(Xinhua/Li Ming)

RIO DE JANEIRO, 5 ago (Xinhua) -- Cuando la ciudad de Río de Janeiro fue elegida como la sede olímpica en 2009 hubo una gran celebración entre los cariocas. La ciudad, también de la final del Mundial de Fútbol de 2014, se convertiría también, dos años después, en el "centro del mundo" durante los días de la realización de los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.

Aunque no todos aplaudieron la candidatura, a raíz de los altos costos necesarios para la organización de un evento como este, Brasil vivía el auge de un momento positivo en la economía y parecía que el cielo era el límite.

Las cosas no salieron como se esperaba en los años siguientes y una grave crisis económica hundía al país en la medida que se acercaban los Juegos. La situación de bancarrota anunciada por las autoridades del estado de Río de Janeiro, prácticamente a tres semanas de la inauguración del evento, no impidieron que Río 2016 fuera un éxito.

En la ceremonia de clausura de los Juegos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dijo que encontró "un Río de Janeiro antes y otro mucho mejor después de los Juegos Olímpicos".

A su vez, el presidente del Comité Organizador local, Carlos Arthur Nuzman, así como el entonces alcalde de Río, Eduardo Paes, reiteraron en varias ocasiones que Río sería la nueva Barcelona, en alusión a la transformación que vivió esa ciudad en ocasión de los juegos de 1992.

Hubo grandes mejorías, principalmente en el sistema de transporte urbano. Los Juegos dejaron una extensión del Metro, un servicio de autobuses con carriles especiales, renovación de parte de la infraestructura de los trenes hacia los suburbios, en especial en los ramales cercanos a los sitios de competición en la región de Deodoro, en la zona norte de la ciudad.

El centro de la ciudad ganó varias líneas del Vehículo Ligero Sobre Carriles (VLT) que ayudaron a reducir el flujo de automóviles y autobuses en el centro de Río, que congrega edificios e iglesias históricas, además de la obra Porto Maravilha, la modernización de la degradada zona portuaria de Río de Janeiro, que incluyó la construcción del fabuloso "Museu do Amanha".

La puerta de entrada para gran parte de los miles turistas esperados para los JJOO, el aeropuerto internacional Tom Jobim, inauguró un nuevo espacio con 100 mil metros cuadrados que cuenta con 26 nuevos puentes de embarque, tres de ellos con especificaciones técnicas para recibir a los mayores aviones del mundo, además de nuevas tiendas y restaurantes.

No obstante, debido a la crisis financiera del estado de Río de Janeiro, algunas promesas no fueron cumplidas, en especial las que se refieren a la mejora del medio ambiente.

Durante la candidatura de Río de Janeiro para organizar los juegos se prometió completar la limpieza de la contaminada Bahía de Guanabara. En medio del desarrollo de las competiciones se tomaron medidas especiales para evitar que la basura que flotaba en las aguas, compuesta desde sillones hasta a animales muertos, se estrellase contra las embarcaciones en las pruebas de vela. Pero, después de los Juegos, el estado de Río de Janeiro suspendió los trabajos de limpieza.

En cuanto a las instalaciones deportivas, la gran mayoría construida para albergar a los Juegos, a un costo de 7.230 millones de reales (2.300 millones de dólares), siguen prácticamente cerradas.

En Deodoro, el Parque Radical, segundo complejo de instalaciones olímpicas más grande y el cual prometieron que se convertiría después de los Juegos en un gran área de ocio para el empobrecido norte de la ciudad, además de una opción para entrenamientos de atletas de la canotaje slalom y del ciclismo BMX, está cerrado desde diciembre, pese a los altos costos de mantenimiento.

Los modernos pabellones en el Parque Olímpico de Barra da Tijuca, considerado el "Corazón de los Juegos", permanecen cerrados la mayor parte del tiempo a falta de un modelo claro de gestión.

Concluidos los Juegos, la alcaldía planeaba entregar la zona a una concesionaria privada. Ninguna empresa mostró interés y, ante la crisis económica que afecta al municipio, el Ministerio de Deportes tuvo que hacerse con el control de las Arenas Carioca 1 y 2, del Velódromo y del Centro de Tenis.

Asimismo, la Villa de los Atletas, donde se hospedaron los cerca de 10.000 deportistas durante los Juegos, sigue prácticamente vacía, ya que hay pocos interesados en comprar uno de los 3.600 departamentos y los hoteles de la Barra da Tijuca, algunos construidos especialmente para Río 2016 también reciben pocos hospedes, según informaciones de los medios locales.

La buena noticia en el Parque Olímpico es que fue abierto al público desde enero de este año todos los fines de semanas como un lugar de ocio. En este septiembre se celebrará el festival de música rock más famoso de América Latina, Rock in Río, y ya se pueden ver en el parque el montaje del escenario para los conciertos.

Los retrasos en la utilización de los legados olímpicos son naturales, afirmó a Xinhua Mario Andrada, director de comunicación del Comité Organizador de Rio-2016. Según el ejecutivo, ocurrió lo mismo en otras ciudades sedes. "En Londres hubo instalaciones que se mantuvieron cerradas por dos años", destacó.

"Logramos hacer los Juegos, muy baratos, no hubo epidemia de zika y ningún atleta se enfermó por las aguas contaminadas de la Bahía de Guanabara, donde se celebraron las competiciones acuáticas", recuerda Andrada, al citar los riesgos apuntados por aquellos que no creían en el éxito de los Juegos.

"Conseguimos hacer unos grandes Juegos Olímpicos pese a la crisis económica. La herencia no está comprometida, solo va a hacer falta más tiempo" para materializar los proyectos, agregó el directivo, para quien "los juegos fueron un suceso porque en aquel momento la Ciudad Maravillosa se convirtió en un oasis de orgullo y autoconfianza".

Sin embargo, pasado un año el "oasis' está cercado por una ola de criminalidad que ha destruido algo que los habitantes de la ciudad más emblemática de Brasil echan de menos: la sensación de seguridad en las calles, garantizada durante los Juegos por la presencia masiva de la policía.

Datos divulgados esta semana por el Instituto de Seguridad Pública (ISP), brazo estadístico de la Secretaría de Seguridad Pública, señalan que el primer semestre del año registró 3.547 casos de muertes violentas, el mayor número desde 2009 (con 3.893 casos) y un 15 por ciento más que igual período del año anterior.

En lo que va de este año 92 policías murieron asesinados en Río de Janeiro y se registraron más de 3.200 tiroteos, con varias víctimas, incluso niños, por "balas perdidas".

La situación actual ha llevado al gobierno federal a atender la solicitud de las autoridades de Río de Janeiro para hacer un despliegue de 10.000 soldados de las Fuerzas Armadas y policiales de la Fuerza Nacional para ayudar en la seguridad local, en una repetición del ocurrido en la época de Río 2016.

Las tropas empezaron a llegar hace una semana y en la mañana de este sábado 5 de agosto, fecha en que se celebró la apertura hace un año de los Juegos Olímpicos de Río 2016, se realizó una gran operación de combate al robo de cargamentos y de represión al narcotráfico en favelas de Río de Janeiro, con el empleo de 5.000 agentes, 79 vehículos blindados y ocho helicópteros.

Según se informó, la operación marca el inicio de la segunda fase del Plan Nacional de Seguridad en el territorio de Río de Janeiro.

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