XI'AN, 8 may (Xinhua) -- Wang Jianxin conoce la antigua Ruta de la Seda como la palma de su mano. Ha visitado cientos de lugares a lo largo de la ruta durante los últimos 20 años y cree que está a punto de descubrir los secretos del Gran Yuezhi, un antiguo reino nómada.
Wang, de 64 años, es un profesor de la Universidad del Noroeste de China en Xi'an, capital del país durante los años prósperos de la Ruta de la Seda. Está especializado en el corredor del territorio que partía de la ciudad, que por aquel entonces era conocida como Chang'an, y que atravesaba miles millas de Asia Central, zona que acogió a muchos grupos de minorías étnicas que han desaparecido, dejando a menudo pocos rastros.
Wang se ha dedicado apasionadamente al estudio de los antiguos nómadas durante muchos años, y su currículum está plagado con notorias investigaciones arqueológicas al respecto.
La desaparición del pueblo del Gran Yuezhi ha sido un misterio para los historiadores, arqueólogos y lingüistas durante muchos años, señala el profesor.
Los antiguos nómadas pertenecían a una rama separada del pueblo de Yuezhi, cuya primera presencia en la historia china contaba que vivían en el oeste de la actual provincia china de Gansu. Una respuesta al misterio de su localización también es una respuesta sobre el origen étnico y la composición de los países de Asia Central.
Wang descubrió las ruinas del palacio real, las tumbas y algunos sitios de comunidad del Gran Yuezhi, uno de los diez descubrimientos arqueológicos más importantes de China en 2007, pero se quedó sorprendido cuando visitó por primera vez Asia Central en 2009.
"¡Debes venir aquí cuanto antes!¿Porqué ustedes (arqueólogos chinos) se unieron tan tarde? " preguntó un arqueólogo uzbeko. Los arqueólogos (y cazadores de joyas) de todo el mundo acudieron en manada a Asia Central con un propósito arqueológico o artístico tras el colapso de la Unión Soviética.
Wang sabía que los arqueólogos chinos nunca podrían ocupar su lugar propio en el escenario mundial sin tener experiencia en el exterior. Por eso, en 2013, en la tierra salvaje y árida de la frontera de Uzbekistán y Tayikistán, el profesor estableció su base de investigación y empezó a trabajar con los colegas uzbekos. Ellos han encontrado una gran tumba que consideran que pertenecía a la familia real del Reino Kangju en el sur de Uzbekistán.
Amriddin, director de la Institución de Arqueología de la Academia de Ciencias de Uzbekistán, es optimista sobre la cooperación con China. Los arqueólogos chinos conocen la importancia de proteger los lugares tras la excavación, y su metodología de trabajo debe ser promovida, indica. A pesar del sustancial aplauso internacional por su trabajo, Wang ha padecido todo tipo de dificultades en su investigación sobre el destino final del Gran Yuezhi.
Wang, que ha caminado durante varias horas para atravesar entornos hostiles en aras de llegar a lugares inaccesibles, se rompió una costilla en un accidente de tráfico, pero regresó al trabajo pocos días después.
Wang y su grupo han sido elogiados ampliamente por su trabajo en la cordillera occidental de Tianshan y lideran la cooperación arqueológica a lo largo de la Ruta de la Seda, indica Arnayev, un profesor uzbeko de la Universidad Estatal de Termez en Uzbekistán, quien siempre trabaja al lado de Wang.
La Ruta de la Seda es un gran tesoro de la civilización humana. Con el desarrollo inminente que se espera sea promovido más rápido que nunca, la necesidad de proteger el patrimonio cultural y los ambientes únicos y frágiles de los países a lo largo de la Franja y la Ruta va cobrando urgencia cada día que pasa.
Wang apunta que se deben establecer más centros arqueológicos extranjeros y centros arqueológicos relacionados con la Ruta de la Seda con el fin de atraer expertos de diversos terrenos, como geología, biología y planificación ambiental, a fin de conseguir más logros académicos que beneficien el entendimiento mutuo entre las diferentes civilizaciones a lo largo de la Ruta de la Seda.
