BEIJING, 25 abr (Xinhua) -- Para Gao Hengrui, de 20 años, ir a la librería ya no es solo cosa de comprar libros, ahora es más bien algo así como una "caza cultural".
Degustaciones de vinos, exposiciones fotográficas, conferencias temáticas y otros eventos culturales de este tipo han convertido a las librerías en destinos obligados para los jóvenes chinos.
"Las librerías hoy en día ya no son solamente tiendas, sino también espacios públicos donde la gente se puede relajar", dice Gao.
En vista de que el gasto de los consumidores chinos en cultura está aumentando, las librerías del país están reinventándose. Con la estrategia de redefinirse a sí mismas como "centros de conocimiento" o "centros culturales", los negocios tradicionales están reanimando una industria que desde tiempo atrás venía de capa caída.
Un ejemplo es CITIC Books, una cadena de libros propiedad del conglomerado Grupo CITIC, que proporciona servicios de valor añadido para satisfacer la demanda de un nicho de mercado.
CITIC Books tiene como objetivo a un grupo de consumidores a quienes llama "la clase en ascenso", y a los cuales proporciona productos que antes no tenían cabida en una librería, como drones y productos relacionados con el internet.
Para diversificar su flujo de ingresos, la cadena también proporciona servicios personalizados a ejecutivos de empresas, seleccionando los libros "correctos" para dar gusto a la demanda de ese grupo con base en características personales, como edad o interéses particulares.
"Ahora las librerías ya no se limitan a vender productos. En realidad, están vendiendo un estilo de vida", dice Fang Xi, gerente general de CITIC Books.
En el año pasado, la compañía matriz de CITIC Books, CITIC Press, generó beneficios netos por 128 millones de yuanes (18,6 millones de dólares), un 28 por ciento más que en 2015, según el informe anual de la compañía.
Fang tiene toda la confianza en que los ingresos seguirán aumentando, comoquiera que en este año la cadena abrirá 60 locales nuevos.
Siguiendo el estilo de CITIC Books, diferentes librerías de todo el país están buscando su propio nicho de mercado. En Guangzhou, una librería opera como una tienda de moda, ofreciendo accesorios de diseñador y obras de arte, además, claro, de espacios adecuados para que sus clientes lean. En Beijing, una más ha decidido mezclar los libros con los gatos, e invita a los amantes de los felinos de todo el mundo a pasar una tarde de libros, café y sus animales favoritos.
Lo que yace debajo de la transformación de las librerías tradicionales es un cambio en el consumo de los chinos, que cada vez se diversifican más y se orientan más hacia la cultura.
"No hace mucho, las grandes compañías chinas tenían todo el poder para determinar cuáles productos llegaban al mercado", dijo el presidente del Grupo CITIC, Chang Zhenming, en el informe anual de la compañía. "Esa era ya ha pasado, y los modelos de consumo se han modificado para reflejar la primacía de las necesidades de los consumidores".
"El cambio en la cultura de la librería refleja justamente lo que está sucediendo en la economía", señala Fang.
Los gastos de China en cultura en su conjunto están ganando ímpetu, ya que las autoridades están impulsando el sector. El XIII Plan Quinquenal (2016-2020), el plan de desarrollo económico y social del país, incluye hacer de la cultura un "pilar" de la economía nacional.
Las autoridades locales han introducido también medidas de apoyo detalladas, como recompensas e incentivos fiscales, a fin de estimular las librerías tradicionales.