
Los monigotes también forman parte de concursos con masiva concurrencia en las grandes ciudades.
Los primeros en quemar los "años viejos" serán los trabajadores al término de la jornada laboral el 30 de diciembre, ya que fin de año cayó en sábado, por lo que el gobierno decretó un feriado de tres días que terminará el próximo 2 de enero.
El baile, el humor y los llamados "testamentos", leyendas realizadas en forma de sátira con las cosas que deja el año viejo, matizan la celebración.
"El testamento es una forma poética de burla de acontecimientos nacionales, eso sí, tiene un carácter evidentemente político con sátira, es una muy arraiga manifestación popular", explicó el historiador Paz y Miño.
Afuera de las casas también es característico ver exhibidos monigotes hechos en familia, vecinos y amigos, que comparten copas de licor o el infaltable canelazo, una bebida elaborada con agua de canela, azúcar, limón y aguardiente de caña.
La tradición manda saltar sobre las llamas del monigote y darle un par de patadas.
En tanto, las llamadas "viudas", hombres o mujeres vestidos de negro o con atuendos llamativos que han pasado horas antes interrumpiendo el tráfico por las calles pidiendo caridad, lloran la partida del "viejo".
La quema de los "viejos" está matizada por la iluminación del cielo con juegos pirotécnicos.
La celebración conlleva a un desplazamiento de ciudadanos a varias provincias para pasar con sus familias, pero el destino preferido es la playa.
La tradición de los monigotes se complementa con una variedad de rituales y creencias para atraer la prosperidad, el amor y el dinero.
El ritual más popular es comer una uva por cada una de las 12 campanadas a la medianoche para la suerte.
Otras cábalas que ponen en práctica los ecuatorianos son salir corriendo a la calle cargando una maleta para que en el nuevo año lleguen viajes, colocar dinero dentro de los zapatos para tener prosperidad económica y usar ropa interior roja para el amor.
Juan López, empleado público de 42 años, dijo a Xinhua que este año hay mucho que quemar, pues ha sido un año difícil económicamente.
"Espero que el próximo año mejore la situación. Además, estamos por elegir un nuevo gobierno en febrero (de 2017) y no sabemos qué futuro le espera al país, pero creo que pese a las dificultades hemos salido adelante", señaló.
Por su parte, Alba Heredia, costurera de profesión, comentó a Xinhua que anhela "un mejor año, con más trabajo, salud, comprensión y unión familiar, y para el país, un buen gobierno que no nos deje en la pobreza".
Después de la quema del monigote viene la cena de fin de año, algo que las familias planifican con anticipación.
Edelina Muñoz, ama de casa, contó que una semana antes de fin de año se ponen de acuerdo sobre los platillos que compartirán en la celebración.
"Todos colaboran para la cena, generalmente hacemos pavo, que es lo tradicional, ensaladas de vegetales, postre y un buen vino", indicó al señalar que luego de cenar viene el baile.
El presidente Rafael Correa reconoció que 2016 fue un año duro para el país por la caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar y el devastador terremoto de 7,8 grados Richter que azotó la costa norte el pasado 16 de abril, con saldo de 671 muertos y miles de damnificados.
"Considero que pocas veces en la historia el país ha vivido un año tan duro", dijo esta semana Correa, quien sin embargo afirmó que ya hay claros signos de recuperación de la dolarizada economía local.