Por Tian Dongdong
BEIJING, 12 dic (Xinhua) -- Si la historia sirve como guía, el respeto a los intereses principales del otro es clave para un desarrollo sano de las relaciones entre China y Estados Unidos.
En un mundo en el que el secesionismo se considera un enemigo común, el asunto de Taiwan es uno de los intereses fundamentales de China, lo que hace que la política de una sola China sea un pilar de los lazos sino-estadounidenses, la relación bilateral más importante en la comunidad internacional.
En la historia de los 37 años de relaciones diplomáticas entre Beijing y Washington, la defensa de la política de una sola China se ha convertido en un consenso de los sucesivos presidentes de Estados Unidos. Tal y como todos ellos se dieron cuenta, tarde o temprano, la política de una sola China no admite regateos y una desviación de ese patrón político con respecto a China conduce a consecuencias no deseadas.
Tomemos la administración de William Clinton como ejemplo. Según Henry Kissinger, un veterano diplomático que ejerció como secretario de Estado en la administración Nixon, al principio de su mandato Clinton intentó desviarse del patrón político establecido con respecto a China.
El 24 de octubre de 1995 la administración Clinton anunció su decisión de permitir que el entonces líder taiwanés, Lee Teng-hui, hiciese una "visita privada" a Estados Unidos en junio de ese mismo año, llevando las relaciones sino-estadounidenses a su punto más bajo.
"En dos años, el presidente Clinton se percató de que nuestro patrón establecido concordaba con nuestros (de China y EEUU) intereses comunes", y, entonces, el mandatario se convirtió "en uno de los más firmes defensores de esta forma de relaciones internacionales", explicó Kissinger el jueves en Nueva York, en un evento llamado "Hablan los líderes: los secretarios de Estado".
Dada su influencia, China y EEUU deben mantener una relación estrecha y amistosa y la paz mundial depende de su capacidad para así hacerlo.
Para dos personas que quieren ser amigos cercanos, el respeto y la honestidad son las llaves para la intimidad. Del mismo modo, si Estados Unidos quiere construir una relación estrecha y amistosa con China debe saber dónde está trazada la línea. Sus predecesores han dado buenos ejemplos de ello, ahora la pelota está en el tejado del presidente electo, Donald Trump.
