BEIJING, 6 may (Xinhua) -- El intento unilateral de Filipinas de un arbitraje sobre las disputas acerca del Mar Meridional de China no es un intento real de hallar una solución, sino la búsqueda de ganancias egoístas en nombre del "Estado de derecho".
El punto central de la disputa entre Beijing y Manila sobre el Mar Meridional de China es un asunto territorial, causado por la ocupación ilegal de algunas islas y arrecifes de China desde la década de los 70 por parte de Filipinas y por la cuestión de la delimitación marítima.
El arbitraje viola los principios básicos de la ley internacional y mina la integridad y autoridad de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (Unclos, por sus siglas en inglés).
El tribunal no tiene derecho a arbitrar el caso pues en 2006 China ejerció su derecho bajo el artículo 298 de Unclos e hizo una declaración que excluye el arbitraje obligatorio sobre las disputas respecto a la delimitación marítima.
La carta de la ONU y la ley internacional defienden la solución pacífica de las disputas mediante el diálogo y la negociación. La Unclos respeta el procedimiento de solución elegido por las partes mismas.
Por otro lado, la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China, firmada por China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), estipula que las disputas deben ser resueltas mediante consultas y negociaciones por las partes directamente involucradas.
Por ello, China cuenta con razones sólidas para rechazar el arbitraje obligatorio. Sea cual sea el resultado del arbitraje, no será vinculante para China.
Filipinas ha distorsionado y abusado del mecanismo de arbitraje internacional y renegado de su promesa de solucionar las disputas mediante la negociación.
También es una mentira absoluta decir que "todas las herramientas bilaterales han sido agotadas".
China y Filipinas han llevado a cabo varias rondas de consultas sobre construcción de confianza, manejo de disputas y promoción de cooperación marítima y, en estas ocasiones, Filipinas jamás ha hablado con China acerca de alguna de las apelaciones que mencionó en el caso de arbitraje.
Como señaló el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, los intentos de presionar a China respecto al arbitraje de las disputas marítimas es "o arrogancia política o prejuicio legal".
Carece de sentido decir que presentar un caso de arbitraje es defender la ley internacional y que no aceptarlo viola la ley internacional. Esto no es viable en la práctica internacional.
