RIO DE JANEIRO, febrero 7, 2016 (Xinhua) -- Una bailarina participa en un desfile durante el Carnaval de Río de Janeiro, en el Sambódromo Marques de Sapucaí, en Río de Janeiro, Brasil, el 7 de febrero de 2016.
Los brasileños se entregaron al frenesí del Carnaval a pesar de las recomendaciones de las autoridades sanitarias para prevenir el contagio del zika, enfermedad que ha causado alerta por su rápida expansión por América Latina.
Antes del inicio del Carnaval, el Ministerio de Salud redobló sus peticiones para que la población tratara de eliminar los criaderos del mosquito transmisor, el "Aedes aegypti", también conocido como mosquito tigre, en sus domicilios.
Además, exhortó a las mujeres embarazadas, el grupo más vulnerable al virus, a que extremen las precauciones, quedándose en casa, vestidas con camisas de manga larga y pantalones, usando repelente contra insectos, para evitar cualquier riesgo.
Por otra parte, el laboratorio público Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), uno de los encargados por las investigaciones sobre el zika, alertó que encontró el virus en la orina y la saliva, lo que podría sugerir que también se transmite por estas secreciones, como también ocurre por vía sexual.
En cualquier fiesta callejera en cualquier ciudad brasileña se producen aglomeraciones de cientos o de miles de personas.
Esto unido a las altas temperaturas que superan los 30 grados -y en algún caso los 40-, convierte el Carnaval en un ambiente muy propicio para el intercambio de sudor y otros fluidos que podrían ser un vector transmisor del virus.
Los mosquitos, atraídos por el olor del sudor, también pueden convertir las fiestas de Carnaval callejero en un auténtico festín, según advirtió el Ministerio de Salud. (Xinhua/Marcos Arcoverde/AGENCIA ESTADO)