BEIJING, 31 ene (Xinhua) -- Haciendo caso omiso del llamamiento chino de no perturbar la paz en el Mar Meridional de China, Estados Unidos llevó a cabo allí otra misión de la "libertad de navegación", con el envío de un destructor naval dentro de las 12 millas náuticas frente a la isla Zhongjian Dao, que forma parte de las islas chinas Xisha.
Washington ha afirmado, desde hace mucho tiempo, que las llamadas operaciones de la libertad de navegación que efectúa su Marina tienen por propósito defender el acceso público a las aguas y el espacio aéreo al amparo del derecho internacional.
Sin embargo, alegar estos aparentemente nobles motivos no puede oscurecer el hecho de que las maniobras de EEUU en esta vasta zona marítima amenazan la soberanía de China y sus intereses de seguridad, ponen en peligro la paz y la estabilidad regionales e infringen gravemente el derecho internacional.
Lo irónico es que Washington siempre ha justificado sus acciones arbitrarias refiriéndose a la legalidad internacional, pero aún no ha dado su visto bueno a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho Marítimo, documento que estipula órdenes y normas legales en las aguas internacionales.
Por ende, está clarísimo el cálculo detrás de tal maniobra: EEUU no quiere estar sujeto a un tratado internacional que, a su juicio, cuenta con defectos severos, pues la única superpotencia del planeta ya ha controlado, a través de su poderío militar, los recursos marítimos como yacimientos petrolíferos y de gas natural.
Otra ironía es que el Tío Sam asevera que mantiene la libertad de navegación en el Mar Meridional de China en base al derecho internacional pero, en realidad, aplica estándares definidos unilateralmente por sí mismo.
En un documento formulado en 2015 respecto al programa de la "libertad de navegación", el gobierno estadounidense dejó bien claro que el objetivo fundamental de su acción consiste en "los reclamos marítimos excesivos que define la parte estadounidense". Ello revela que Washington reemplaza el derecho internacional por sus propios estándares e intenta imponer unilateralmente su idea sobre otros países.
Además, la propia acción estadounidense para mantener la "libertad de navegación" bajo el derecho internacional es una amenaza a los principios de esa misma legalidad.
El Tratado del Derecho Internacional del Mar estipula que todo recurso a la amenaza o el uso de la fuerza contra la soberanía costera, la integridad territorial y la independencia política, o todo recurso a la amenaza o el uso de la fuerza que viola los propósitos y principios de la Carta de la ONU, son consideradas acciones que desestabilizan la paz, el orden o la seguridad de los países costeros.
Debido a la determinación compartida de las partes concernientes por mantener la paz en el mar, y en gran parte gracias a la contención de Beijing, la libertad de navegación en el Mar Meridional de China nunca ha sido un problema.
Con el envío repetido de buques militares a la mencionada área en las llamadas misiones de la "libertad de navegación", EEUU está, en verdad, abusando de la libertad de navegación, en busca de beneficios egoístas a costa de los demás.
Se desea con ahínco que Washington abandone sus propios estándares para observar el derecho internacional y actuar como una potencia responsable, en lugar de crear problemas en el Mar Meridional de China y luego llevar a cabo una falsa contraacusación contra otros.